Opinión

Facciones ideológicas

(Foto: malasombra).
Rafael M. Martos | Jueves 10 de octubre de 2024

El PSOE está en vísperas de su congreso federal, y todo apunta a que, como gusta a todos los dirigentes de todos los partidos, será monolítico y de aclamación, por lo que veremos a Juan Antonio Lorenzo, secretario general del PSOE de Almería, sumado al "sanchismo", del que no era acérrimo defensor ni detractor, y por eso fue el nombre de consenso para el cargo cuando fue elegido. Bien es verdad que quizá lo de Lorenzo sea fruto de la falta de opciones alternativas, porque la historia del PSOE en Almería está marcada por el poscionamiento en la minoría en cualquier batalla interna, y así, fue reducto de "guerristas" frente a "renovadores" o de "susanistas" frente a "sanchistas".

[publicidad:866]

Ahí no hablamos de ideologías, puesto que es imposible. Sánchez es capaz de decir un día una cosa y al siguiente la contraria, por tanto, capaz de una ubicuidad política imposible de superar. Puedes ser "sanchista" porque estás contra la amnistía y los indultos a los del procés, pero poco después, si te mantienes ahí, no sales en la foto; y si estás en contra de pactar con Bildu o con Podemos, eres "sanchistas"... o no, depende del día.

En el PP por el contrario, las facciones parecen florecer como setas tras la lluvia. Aquí tenemos un sector duro que coquetea con lo ultra y hace mimitos con Vox con la memoria histórica, la violencia de género, y cuatro excentricidades; luego está la derecha "normal", esa que no quiere asustar a nadie pero tampoco se atreve a desafiar demasiado a sus compañeros de viaje; y finalmente, los moderados. Es curioso cómo el PP es el único partido donde estas diferencias son tan evidentes y reconocidas. En Sumar, por ejemplo, ya ni siquiera sabemos si existe como tal; parece que han decidido disolverse en un mar de confusión ideológica y territorial.

[publicidad:866]

Y qué decir de Vox. Santiago Abascal sigue siendo la cara visible del partido, pero alrededor suyo hay una serie de figuras que parecen irse desdibujando lentamente hasta a acabar fuera. La cohesión interna parece estar en entredicho mientras algunos se preguntan si Vox podrá mantener su discurso sin perder a aquellos que ya están buscando nuevas fronteras políticas. Aquí la cosa se resume en, irse hacia la derecha moderada que ocupa el PP para birlarles votantes, o ahondar en el populismo ultra para recuperar los que se le han ido con la ardilla caradura.

En cuanto al PSOE nuevamente —sí, volvamos a él— aquí encontramos una curiosidad: mientras otros partidos luchan entre facciones e ideologías diversas, el PSOE se presenta casi monolítico bajo la figura de Sánchez. A un lado está la ortodoxia sanchista y al otro Emiliano García Pagé, quien se erige como el crítico incansable del líder. Pero claro, ¿qué significa ser crítico hoy en día? En un entorno donde todo parece girar en torno a Sánchez, ser crítico puede parecer más una cuestión de supervivencia personal -ahí tiene su mayoría absulta gracias a ello- que una verdadera alternativa política.

[publicidad:866]

Encontramos también aquí una similitud PSOE-Vox, porque en ambos casos se produce un liderazgo supremo y no hay debate ideológico entre facciones, a diferencia del Partido Popular, donde el debate de las ideas es el que enfrenta unos liderazgos con otros.

Las facciones pueden ser útiles para entender los movimientos internos y las alianzas estratégicas; sin embargo, queda claro que aquí lo importante es mantenerse relevante y adaptarse a los cambios del entorno político, estar bien posicionado.

[publicidad:866]

Lo único seguro es que los ciudadanos seguiremos observando con una mezcla de incredulidad y resignación.