Opinión

Entre DANA y Desesperación

(Foto: malasombra).
Aixa Almagro | Martes 05 de noviembre de 2024

No sé ustedes, pero yo estoy cansada. Cansada de ver cómo cada vez que una DANA se asoma por la península, las redes sociales se llenan de imágenes desgarradoras y noticias tristes. Esta vez, Valencia ha sido el epicentro de una tragedia que ha dejado más de 200 muertos y casi 2.000 desaparecidos. Y aquí estamos, en Almería, con nuestros propios estragos en El Ejido, donde los daños ascienden a unos escalofriantes 100 millones de euros. Menos mal que no hemos tenido que lamentar vidas humanas, pero eso no quita el sabor amargo que deja esta situación.

[publicidad:866]

Recuerdo cuando era pequeña y mis abuelos me contaban historias sobre cómo la lluvia era un regalo del cielo para nuestras tierras áridas. “¡Mira cómo crece el tomate!” decía mi abuelo mientras señalaba su huerto. Hoy, sin embargo, la lluvia se ha convertido en un enemigo implacable. La naturaleza nos está enviando señales claras y contundentes, pero parece que estamos tan ocupados echándonos la culpa unos a otros que no escuchamos nada.

Los políticos se lanzan dardos como si fueran niños en un patio de colegio, mientras los servicios de agua y alimentos llegan tarde a las zonas afectadas. Es como si el Estado estuviera en modo "stand by", esperando a que pase la tormenta para volver a poner todo en marcha. Pero esto ya no es solo cuestión de gestión política; es una cuestión de supervivencia climática.

[publicidad:866]

La semana pasada, un grupo de 43 expertos publicó una carta advirtiendo sobre el colapso inminente del Océano Atlántico y sus consecuencias devastadoras para nuestro clima global. ¡Qué ironía! Mientras nosotros lidiamos con nuestras propias tormentas internas, ellos están hablando de corrientes oceánicas al borde del colapso. Me pregunto cuántas veces más tendrán que gritar “¡estamos al borde del abismo!” antes de que alguien decida actuar.

Y aquí viene lo peor: los fenómenos extremos como esta DANA podrían volverse parte de nuestra nueva realidad climática. ¿De verdad tenemos que asumir eso? ¿Vamos a seguir viendo cómo nuestras playas se erosionan y nuestros cultivos son arrastrados por ríos desbordados? No quiero ser pesimista, pero es difícil no sentir esa desesperanza cuando miro hacia el futuro.

[publicidad:866]

En Almería siempre hemos sabido adaptarnos; somos resilientes por naturaleza. Pero esta vez necesitamos más que esfuerzo individual; necesitamos acción colectiva. Recuerdo una conversación con mi amiga Ana, quien trabaja en una ONG local dedicada a ayudar a las comunidades afectadas por desastres naturales. Ella me decía: “No podemos esperar a que vengan a salvarnos; tenemos que ser nosotros quienes tomemos las riendas”. Y tiene razón.

Estoy escribiendo este artículo con la esperanza de despertar conciencias. Porque si no empezamos a escuchar las advertencias del clima ahora mismo, pronto será demasiado tarde para lamentaciones. La DANA nos ha golpeado duro y ha dejado cicatrices visibles en nuestra tierra y en nuestros corazones. Pero quizás sea hora de convertir ese dolor en acción.

[publicidad:866]

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas