Opinión

Una única y última decisión

(Foto: malasombra).
Vicente García Egea | Lunes 18 de noviembre de 2024

Esta semana pensaba escribir de un tema completamente distinto sobre el que finalmente he decidido escribir. No soy partidario de de los linchamientos mediáticos, incluso aunque los comportamientos sean absolutamente deleznables, siempre he creído que se deben resolver en las instancias correspondientes.

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Pero tras ver e intentar analizar la comparecencia del Presidente de la Generalitat Valenciana este viernes en las Corts Valencianes, he decidido escribir sobre ello, creo que merece la pena reflexionar sobre el comportamiento, capacitación, responsabilidad y ética de los responsables políticos, reflejado en esta actuación y en el contexto del mayor desastre humano sufrido por nuestro país en los últimos años.

El President inicia su comparecencia diciendo que asume responsabilidades, lo dice alguna vez más, pero en realidad en el relato que plantea, no describe ningún error en su comportamiento ni tampoco de su gobierno. En cambio se dedica a responsabilizar a la AEMET; a la CHJ, y sobre todo a ministros del Gobierno de España. Y añade que los protocolos no funcionaron. Una huida hacia delante, en una estrategia de la negación, que es sólo un relato de conveniencia para ser adaptada en algún momento posterior, cuando se haya negociado una verdad aceptable.

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Además de intentar difundir su responsabilidad, en su intervención ha recurrido a la construcción de un adversario, que me ha recordado la conocida conferencia de Umberto Eco en la Universidad de Bolonia. Se trata de representar un enfrentamiento, para diferenciar a los otros de nosotros, generando así unidad y cohesión interna frente la identificación de un adversario común. Así intenta reducir algo que le preocupa también en esta situación, el fuego amigo, por miedo a la famosa frase del ministro de la UCD, Pio Cabanillas, ¨cuerpo a tierra que vienen los nuestros¨.

Manifestó que por responsabilidad va a liderar la recuperación de este desastre y que si no es capaz de dirigir esta recuperación, no se presentará a las siguientes elecciones autonómicas. Este fue el único compromiso que asumió en su comparecencia, por lo demás desvió la responsabilidad a otros y terminó postulándose como salvador de la situación.

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Jonathan Swift el escritor satírico irlandés, autor de los Viajes de Gulliver, dijo que “al igual que el más vil de los escritores tiene sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus creyentes: y suele ocurrir que si una mentira vive una hora, ya ha hecho su trabajo¨.

Estamos asistiendo en los últimos tiempos a una serie de situaciones en política que necesitan contestación desde la ciudadanía, debemos reclamar que se modifiquen. Cuando una persona toma la decisión de dejar un tiempo su actividad profesional pública o privada, para dedicarse a la política, lo lógico sería deducir que tiene algo que aportar y que quiere desarrollar unos proyectos concretos en un tiempo determinado. Pero parece evidente que este tipo de político es minoritario, la mayoría son políticos salidos de la incubadora de los partidos, sin ningún tipo de desarrollo profesional, pero que entienden que tienen derecho a acceder a cargos públicos por sus merecimientos, que básicamente se fundamentan en trabajar para el partido político en tareas necesarias para este, pero que no le capacitan para cargo publico alguno y en consecuencia se producen aberraciones de todo tipo. Con un agravante muy importante, no tienen donde volver si dejan o los deja la política.

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En 1943, John Dos Passos publicó una novela ¨El Número Uno¨, totalmente de actualidad, reflexionó sobre los riesgos de que el populismo llegara a la escena política y de que se convirtiera en un fenómeno de masas. El populismo es otro de los fenómenos a los cuales se aferran los políticos sin nada que aportar, vuelcan sus discursos hacia los instintos primarios de las personas, buscando ahí la justificación de su existencia y permanencia en la política.

Se impone una última y única decisión, la dimisión. La dimisión es un acto necesario para salvar la reputación personal y fundamental para salvaguardar la legitimidad de los cargos públicos que nos representan y lo más importante prestar un servicio a la democracia y Estado de Derecho.


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