Opinión

Una mentira cómoda II

Antonio Felipe Rubio | Sábado 23 de noviembre de 2024

Algunas incidencias, no compatibles con el concepto “cambio climático”, han tenido grandes efectos nocivos en el medio ambiente: vertidos, lixiviados, combustiones, emanaciones, radiaciones… Sería interminable la ingente cantidad de actividades industriales, sectores extractivos y contiendas bélicas que han producido importantes cambios en la fisonomía del paisaje; así como el indeseable impacto en los ecosistemas afectados.

[publicidad:866]

Hace unos años se descubrió un gran agujero antártico en la capa de ozono. El ozono es vital para filtrar los rayos ultravioletas procedentes del Sol. Estos rayos, sin la oportuna protección, serían incompatibles con la vida en la superficie. Desde el espacio exterior se han producido extraordinarios cambios climáticos en nuestro planeta. La explosión de una estrella cercana (supernova) o el brote de radiación gamma debido a otros eventos cósmicos de altísima intensidad, han producido efectos tan dramáticos como extinciones masivas de los seres vivos en la Tierra. El Ordovícico-Silúrico fue un periodo en el que la atmósfera, la magnetosfera o los océanos profundos no pudieron frenar que el planeta perdiera más del 90% de las especies.

Volviendo a la capa de ozono, la incidencia medioambiental condujo a una amplia investigación para descubrir el agente que estaba diezmando el ozono estratosférico. Tras innumerables pesquisas se descubrió al culpable: gas (CFC) de las máquinas de aire acondicionado y el propelente de los botes de laca para el pelo y otros tipos de espráis.

[publicidad:866]

Afortunadamente, el agujero de ozono se repuso. Sin embargo, casi nadie habla de la ingente pérdida de ozono que se está produciendo ahora mismo; mucho mayor que las detectadas cuando se decretó la alarma planetaria. Ahora ya no es el gas de las máquinas de aire acondicionado ni los botes de laca. Aunque se insiste en el cambio climático de naturaleza antropogénica (acción directa del hombre), son otros eventos naturales los que están protagonizando incidencias climáticas de gran envergadura.

Quizá usted no haya oído hablar de un volcán submarino cercano a la isla de Tonga. En general, ni se tiene idea de la citada isla y mucho menos del volcán Hunga Tonga. Esta actividad volcánica, según estudios publicados en Geophysical Research Letters, concluye que los miles de millones de litros de vapor de agua y sales cloradas emitidas en la brutal erupción han causado efectos atmosféricos evidentes en todo el planeta, ocasionando el posible efecto de calentamiento anormal de las aguas del Mediterráneo. Pero de esto no hay nada en los telediarios, salvo que “el Mediterráneo está anormalmente caliente por el cambio climático”. Hunga Tonga no es noticia, pero los efectos desastrosos de una DANA, un huracán, tifón, tornado… son noticia principal. Y no es que sean circunstancias excepcionales, siempre han ocurrido, pero hoy son más noticia por una razón: antes no había smartphones, redes sociales y medios de comunicación global. Hoy, sí.

[publicidad:866]

“Acabamos de recibir noticias de que una recóndita aldea de montaña quedó aislada por una imponente nevada”. Este notición es cosa que ha ocurrido todos los inviernos. Pero es noticia gracias a las redes sociales y los móviles del panadero ambulante, el cartero, el pastor… así como los intrépidos reporteros que acuden a cubrir el “espectáculo” y se asombran de la naturalidad con la que los viejos del lugar afrontan esta incidencia. Antaño, sin móviles, estas incidencias se resolvían en silencio mediático, y con la previsión y provisión que habilitaba la experiencia de los provectos sabios del lugar.

Siempre han acaecido eventos meteorológicos y geológicos de enorme intensidad y efectos destructivos. Pero no siempre han existido sondas, satélites, registros, ordenadores y estadísticas. Hoy, en cualquier lugar inimaginable del mundo, hay alguien grabando con un móvil. El pretendido “cambio climático” también es consecuencia de la difusión de noticias sobre dramáticos eventos meteorológicos que, aunque siempre han existido y en mayor medida, no siempre se han conocido hasta la proliferación y facilidades para la comunicación y la difusión.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas