Opinión

Carboneras y su puerto

(Foto: malasombra).
Juan Torrijos Arribas | Lunes 02 de diciembre de 2024

Hay cuestiones que no se entienden. O uno es muy corto, o lo son los dirigentes que nos rodean y nos gobiernan. Si usted decide un día remodelar su casa, tiene cuatro habitaciones, la del matrimonio y una para cada uno de sus hijos, y decide dejar la casa con una habitación menos, y que uno de sus hijos duerma en el sofá del salón, o que se vaya dormir con los abuelos, no parece que tenga mucha lógica las obras que está proyectando. ¿O sí?

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El puerto de Carboneras tiene una capacidad para 231 embarcaciones, todos los amarres ocupados por una barquita, como las habitaciones de su casa y sus hijos. los sabios de la Junta deciden hacer reformas en el citado, y los que tienen sus barquitos atracados a los pantalanes, se enteran un día que de los 231 amarres disponibles, la junta ha decidido que se queden en 166. Se pierden por lo tanto 65. Barquitos estos que tendrán que dormir en el sofá del comedor, como uno de sus hijos, o irse a descansar a la casa del abuelo, si es que tienen.

La excusa de la Junta es que se aumenta el número de puntos para barcos de pesca, y que por lo tanto alguien tiene que irse a dormir fuera del puerto. Y quien lo hace, el más débil de los hijos ante la sociedad: los barquitos de recreo, los yates de verano, los catamaranes. Es evidente que, si a usted le dan a elegir, va a preferir que los pescadores tengan un amarre para ganarse la vida y mantener a sus familias, pero ¿por qué tienen que perjudicar a un sector que está pagando su alquiler, que beneficia al puerto y resto del municipio?

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No le vamos a pedir a la Junta que haga en Carboneras un puerto deportivo tipo Empuriabrava, de los más grandes del país, pero no parece de recibo que, en vez de buscar el desarrollo turístico de una zona, ampliando la capacidad de su puerto, se ande hacia atrás como las tortugas: quitando 65 amarres. Carboneras parece tenerlo todo de espaldas, su gran industria, la que ha sido imagen del futuro de sus gentes durante décadas cerró sus puertas, y no se le ve, por mucho que nos vendan millones los políticos, que se pueda recuperar los puestos de trabajo perdidos. Cayó su hermosa chimenea. Mal día aquel: Ni siquiera somos capaces de mantener lo que ha sido parte de nuestra historia. El hotel El Algarrobico, a derribar en unos meses o años, nunca se sabe, se dijo, venía a poner al pueblo en el mapa turístico mundial. Tarde o temprano seguirá el mismo camino de la térmica. Y todo ello ante la visión de unos políticos algo miopes, por no decir ciegos del todo, que no ven cómo se pierde el futuro de las generaciones de carboneros.

Hay que renovar el puerto, remozarlo de cara a los nuevos tiempos, y nos encontramos con la pérdida de 65 atraques para barcos de recreo. Está visto que alguien está jugando en contra de los intereses de Carboneras y sus vecinos. O eso parece.

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