Opinión

La vida sigue igual

Tomás Gutier | Martes 03 de diciembre de 2024

Así lo entonaba, hace bastante tiempo, el famoso cantante de la voz aterciopelada y el frenesí amatorio. Y continuaba “Unos que nacen otros morirán, unos que ríen otros llorarán. Agua sin cauce, rio sin mar, penas y glorias, guerras y paz…”. Por aquellos años –último tercio del pasado siglo– la ambición, la mentira, el odio y la envidia, como aterradores jinetes apocalípticos, trotaban a sus anchas entre los vericuetos del poder. A día de hoy, todo sigue igual. Unos nacen, otros mueren, unos ríen, otros lloran, pena, gloria, guerra y paz. Tanto correr para estar en el mismo sitio.

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Por esa misma época, el PSOE madrileño tenía problemas con su concejal Alonso Puerta Gutiérrez, persona honrada a la que tuvo que echar del partido por oponerse a la adjudicación irregular de contratas municipales. Actualmente el PSOE ha echado a su secretario general en Madrid por no estar de acuerdo con las maneras poco edificantes con las que hace política el socialismo.

Por aquel entonces, se murió la dictadura y apareció, dicen, la democracia. Transición han llamado al periodo. A mí no me lo contaron hasta mucho después. Ahora, achacoso, con cincuenta años más a la espalda, la vida sigue igual y continúo sin enterarme de qué se trataba la puñera transición esa de la que hablan los políticos.

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Antes, el sol salía cada día, en algún momento tapado por las nubes y otros radiante. La gente tenía que trabajar para ganarse el pan. Había periodos de sequía alternados con épocas de inundaciones. Los cabrones mataban a las mujeres. Las drogas, el alcohol y las adiciones eran un problema de difícil solución. El exilio económico, se erigía como doliente recurso a la escasez. Los políticos comenzaban a cobrar impuestos. La izquierda y la derecha eran las únicas opciones sociales y económicas…

Ahora, el sol sigue inalterable. El trabajo continúa siendo el único camino para salir adelante, a pesar del intento por mantenernos subvencionados. Hay sequías y hay danas. Los cabrones continúan matando sin que se hayan promulgado leyes para impedirlo. Las drogas, redes sociales incluidas, destrozan vidas. Los políticos, a lo suyo: más impuestos. La izquierda y la derecha… ¿la izquierda y la derecha? La ambición, la mentira, el odio y la envidia, continúan siendo los reyes del gallinero. ¿Existe alguna duda de que la vida sigue igual?

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Por aquel entonces, el PSOE tenía un dirigente carismático al que las niñas enfervorecidas le gritaban: “Felipe, capullo, queremos un hijo tuyo”. Hoy el PSOE tiene un dirigente crispante al que una niña obnubilada, exaltada y jipiosa devenida a ministra le grita: “Pedro, capullo, te reverencio con orgullo”. Lo que es la vida, pasan los años y todo sigue igual.

Hace cuarenta y siete años, el pueblo andaluz –millones de andaluces y andaluzas– salió a la calle arropado con una enseña blanca y verde, exigiendo autonomía y libertad. Nuestros antepasados le echaron dos… motivos a su reclamación y las manifestaciones fueron una fiesta reivindicativa.

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Ahora siguen existiendo motivos para salir a la calle y gritar, pero ya el régimen, su educación, sus consignas, su adoctrinamiento y su presión han dado los frutos apetecidos. Se hace necesario reconocerlo, el pueblo andaluz ya no es un pueblo altivo capaz de salir a la calle reivindicando su dignidad. Ahora tenemos algo, o creemos tener algo, que guardar. El trabajo del régimen socialista andaluz, el adormecimiento, la anestesia, se palpan a simple vista.

Joé, que coraje, somos los únicos que hemos cambiado... y ha sido a peor. Bueno, que remedio, es necesario levantarse cada día y esperar el momento feliz en que todo, o algo, cambie a mejor.

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¡Feliz 4 de diciembre!

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