Opinión

¿Cuándo nace Andalucía?

Rafael Sanmartín | Domingo 29 de diciembre de 2024

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Según la historiografía oficial, es decir los historiadores seguidores del modelo “oficial”, las etapas pasadas “no” son Andalucía. Se defiende esta teoría para basar sobre ella una negación: Andalucía no existe como entidad social, cultural y política hasta que España, supuestamente, le adjudica, le permite ostentar esa identidad. Los adictos al régimen niegan la existencia de Andalucía como entidad histórica, porque las entidades anteriores: al Andalus, Turdetania o Tartessos en su ideario no han tenido consciencia de tener continuidad en la Comunidad autónoma actual. Porque además de esa falta de continuidad, los límites o fronteras de esas entidades son distintos de los actuales. Esa es la doctrina del historicismo oficial. Al mismo tiempo desde los grupos auto considerados “de izquierda”, se argumenta además que Andalucía “no tiene idioma propio”.

La exigencia de un idioma distinto fue una definición de Stalin, quien sostenía la posesión de un idioma como principal seña para ser considerada Nación. Claro, es normal que Stalin, uno de los mayores dictadores de la edad contemporánea, defendiera esa tesis porque era la base dónde podía sustentar su mentalidad imperialista y mantener atadas todas las naciones de la URSS e incluso las de la Federación rusa. Pero según ese argumento ningún país de América y la mayor parte de los del Pacífico y África en realidad no son naciones por lo tanto no debían haberse emancipado.

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En cuanto a reconocer personalidad propia solamente cuando los límites no han sufrido ningún cambio desde la antigüedad, aplicado a España sería catastrófico para su unidad, porque después de los muchos cambios experimentados, sólo se podría considerar la existencia de España, desde que el Sáhara occidental fue entregado a Marruecos, pues el último movimiento de fronteras se dio en 1975. Del mismo modo todos los estados europeos habrían nacido en el siglo XX, pues en todos han cambiado sus fronteras y ni siquiera una sola vez; muchos, los más recientes a final del siglo XX, por tanto bastante recientes.

Por tanto si la antigüedad y continuidad de Andalucía no pudiera considerarse desde Tartessos, Turdetania o al Andalus, entidades existentes políticamente, mucho menos podría considerarse España el “reino godo de Toledo”, ni la Hansa Teutónica podría tomarse como el nacimiento de Alemania, todavía menos el Sacro Imperio, ni la Galia tendría su continuidad en Francia, ni Austria sería Austria, ni Italia sería Italia.

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Unos y otros se permiten utilizar el mismo argumento para aprobar unas Naciones y rechazar la existencia de otras, posición relativamente cómoda para defenderse, pero muy equívoca para emitir un juicio justo. Emitir un juicio justo no significa que esté “ajustado”, como piensan algunas mentes limitadas en su propio egoísmo. Emitir un juicio justo es emitir Justicia, con mayúsculas. Es actuar con justicia después de haber analizado y contrastado el tema en profundidad. Porque solamente con elementos de juicio Justo, se puede emitir un juicio Justo. Son muy respetables todas las posiciones y todas las opiniones, pero el posicionamiento político pierde eficacia en cuanto todo se hace en función de los intereses del partido. O peor aún obcecados en una idea incapaz de alcanzar Justicia. Por eso, por estar condicionado. En cuanto a la opinión es libre, pero la verdad no es una opinión.

En España viene ocurriendo lo contrario. Se valora la opinión según quien la da, muchas más veces que según la razón, pues la razón, lejos de terminar con la palabra opinión, si está documentada, razonada, como su propio nombre indica, es incuestionable. Hoy estamos viendo cómo se tergiversan los conceptos. Cómo se llega incluso a los tribunales, aún a sabiendas de que no les podrán dar la razón, eso no hace más que enturbiar las relaciones y esconder la verdad, como ocurre en el caso de Andalucía a quien se le da de lado con argumentos falsos, fingidos, ficticios, amañados y hasta fraudulentos. España ya ha sacado bastante el jugo a Andalucía. Ya es hora de que se reconozca toda la verdad, por mucho que les pueda escocer a los tergiversadores.

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