Opinión

María Jesús a Siberia

(Foto: malasombra).
Juan Torrijos Arribas | Lunes 13 de enero de 2025

No se puede estar de acuerdo con el titular dado por Pablo Iglesias (el caballero de Podemos que se compró una choza de más de seiscientos mil euros al poco de lograr el poder en la política española), sobre la noticia de la llegada, arribada, expulsión o llámenle como ustedes quieran, a la aparición la semana pasada por Andalucía de la ministra María Jesús Montero. Decirle a Sevilla que es Siberia es demasiado para el cuerpo. Comparar el clima de Andalucía con el frío siberiano, es pasarse un mogollón. Si el señor conde de Galapagar hubiera manifestado que la señora Montero, la ministra de hacienda, la que viene metiéndole la mano en el bolsillo desde hacienda a los ciudadanos, iba desterrada al desierto de Gobi, los de Almería, aun sintiéndonos ninguneados, habríamos entendido que a una parte de Andalucía si la pueda denominar como desierto. Pero Siberia, por Dios, Pablo, que los cuarenta a la sombra no se los que quitas a los sevillanos durante algunos meses del año.

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Desterrada. En este apartado hay que estar de acuerdo con el señor Iglesias. A la ministra Montero no le ha hecho ninguna gracia la caída en las aguas del Betis, en esos días algo frías, diga lo que diga ella, su entorno y sus amigos en los medios. Sabe, no es tonta y no está loca, que los tiempos en este sur político y electoral no le vienen bien en estos momentos a la familia sanchista. La salida que le gustaría a la doctora, las velas que se encienden frente a la Esperanza de Triana son para que Pedro Sánchez convoque elecciones generales antes de que ella tenga que enfrentarse a Juanma Moreno en la llamada Siberia por Pablo Iglesias. La ministra se puede esconder tras una hipotética derrota de Pedro en España, y sabría hacerlo con gracia repajolera, tiene guasa para ello y más, pero veo muy complicado que la candidata andaluza se pueda ocultar si es ella la que cae derrotada en su tierra, en su casa, a la que ama tanto según nos ha dicho estos días, ante el Pp de Moreno Bonilla. Y los datos no le dan buen aterrizaje, ponga el gesto que quiera.

A ella la mandan para ganar, dicen. Y lo pregona con fuerza. De lo que no estoy tan seguro es que la intención de Pedro haya sido la que se pregona por estos andurriales del sur. Si es cierto que el nombre de la ministra suena como sustituta de Sánchez en la cúpula federal del Psoe, la jugada de mandarla en estos momento a una comunidad como Andalucía, con unos macrodatos importantes (aunque los micro del Abad del convento sean tristes y lamentables), que hablan de un buen gobierno por parte de Moreno Bonilla no creo que sea bueno para ella. Pensar en ganar por parte del sanchismo en Andalucía no deja de ser hoy una ilusión, y como la ministra recién aterrizada tiene cuarteada la piel de tanta calle política caminada, sabe que su aterrizaje en la Sevilla de su alma solo es la puerta de salida de una carrera política, y que la mandan con el paracaídas cargado de pesadas piedras.

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Cuentan que la vieron de rodillas ante la Macarena y que en sus labios se podía leer: Que Pedro adelante las elecciones, que Pedro adelante las elecciones, que Pedro adelante las elecciones…

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