Capital

Multado por dar de comer a gatos callejeros

Rafael M. Martos | Martes 14 de enero de 2025

El Ayuntamiento de Almería ha desestimado el recurso presentado por un vecino sancionado por alimentar a gatos callejeros en un espacio público, ratificando así la multa de 120 euros impuesta por la Delegación de Sostenibilidad Medioambiental y Energética. La sanción responde a una infracción leve de la Ordenanza Municipal de Limpieza de Espacios Públicos y Recogida de Residuos, que prohíbe proporcionar comida a animales en lugares no autorizados.

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La resolución, emitida el 8 de noviembre de 2024, se fundamenta en una denuncia de la Policía Local fechada el 24 de mayo de 2024, cuando el ciudadano identificado como D.LVV fue sorprendido ofreciendo pienso a gatos en el Parque de las Familias. Pese a que su defensa alegó defectos de forma en el proceso sancionador, el informe jurídico del Ayuntamiento concluyó que el procedimiento se llevó a cabo conforme a la normativa.

Según la ordenanza vigente, alimentar animales en espacios no habilitados puede generar problemas de higiene y salubridad. A pesar de considerar circunstancias atenuantes, como la cantidad mínima de pienso involucrada, la sanción aplicada corresponde al importe más bajo previsto para este tipo de infracciones.

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Este caso reabre el debate sobre la gestión de colonias felinas y la convivencia entre normativas municipales y las acciones de ciudadanos que intentan ayudar a estos animales.

El aumento de las colonias felinas ha generado no pocas tensiones entre vecinos y defensores de los gatos. Mientras algunos ciudadanos se organizan en asociaciones para cuidar y alimentar a los felinos en distintas zonas de la ciudad, otros alzan la voz reclamando medidas de control más estrictas. Los argumentos son diversos y comprensibles: por un lado, quienes alimentan y esterilizan a los gatos defienden su labor como una contribución al bienestar animal y al control humanitario de su población; por otro, quienes sufren las consecuencias del marcaje, los maullidos persistentes y las posibles plagas temen por la salubridad del entorno.

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La controversia llevó al Ayuntamiento a implantar hace unos años una ordenanza específica para gestionar estas colonias, regulando su control mediante la esterilización (el famoso método CES: Captura, Esterilización y Suelta), la identificación de responsables voluntarios y la limitación de las zonas donde está permitido alimentar a los gatos.

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