Es pequeña, casi no le echamos cuenta, pero ocupa un puesto importante en nuestra dieta diaria y las compramos de tres en tres. Son los cogollas de lechuga, que desde el levante almeriense recorren las mesas de millones de hogares en el mundo. Miles de familias viven y dependen de este pequeño producto, verde y blanco, al que le hemos abierto las puertas de nuestra cocinas. Dicen que son cientos, miles de millones de lechugas las que produce el campo almeriense, pero no le damos la importancia que se merece, quizás porque no se produce en la capital o El Ejido, que dicen es donde se mueve el cotarro social, económico y político.
Es posible y deseable que con el nuevo presidente de Asempal, Cecilio Peregrín, hombre vinculado a la agricultura del levante almeriense, se empiece a cambiar esa imagen y a valorar en lo que la actividad agrícola y económica lo que representa para la provincia el trabajo de estos hombres y de esta zona.
Hace unos días estuvo reunido con ellos el consejero Pacheco, y les garantizó algo por lo que vienen luchando y sufriendo desde hace años, la necesidad de agua en sus campos. Cada vez que nos acercamos a la necesidad hídrica del levante, nos acordamos de Zapatero y del Psoe. Qué putada le hicieron a Almería, que putada a estos campos del levante a los que les iban a llegar cien hectómetros de un plan del que se puso la primera piedra, y que el impresentable, normal que hoy ande entre los dictadores de la América hispana, es su sitio, tras hacerle la pelota a los catalanes que le pidieron que había que derogar el plan de trasvase del Ebro. Y él, con cara de cretino y cómico inglés, caso les hizo. A hacer puñetas el agua que estaba prevista llegara a estos campos del levante. Y nos llegó la señora Narbona, con amplio recuerdo en Carboneras y en el hotel aún sin derribar, con la solución de las desaladoras. Los regantes del Levante piden mayores concesiones de agua.
Ante esa petición, Ramón, responsable de agricultura, les garantizaba a los regantes del levante, y a sus millones de lechugas, que iban a tener agua para su riego, lo han leído, y es que así lo prometió.
¡Bien, Ramón, bien!
Si nos creemos a los políticos, si estamos convencidos de que las promesas son capaces de cumplirlas, los regantes del levante almeriense pueden dejar de llorar, y los ángeles de hacer pis desde las alturas, pues el señor Fernández Pacheco, el consejero de Juanma en la Junta, ha garantizado que traerá agua para los surcos de sus tierras, para la cría de sus lechugas. No le ha puesto fecha, eso ya no me parece tan interesante, pero, ojo, la ha garantizado, que conste. Ramón, y si te has precipitado con la garantía, debes tener en cuenta que te la van a estar recordando cuando lleguen los tiempos de riego y tengan que comprar agua a cientos de kilómetros, como vienen haciendo desde hace años.