Hoy me siento como una especie de detective en Almería, pero no de esos que salen en las películas, sino más bien un Sherlock Holmes del teléfono móvil. Y es que, ¿quién no ha recibido alguna vez esa llamada sospechosa que empieza con un “Hola, soy de su compañía telefónica”? A mí me ha pasado tantas veces que ya tengo un repertorio de respuestas listas, desde el clásico “¿Y qué tal va la vida en Marte?” hasta un seco “No estoy interesado” que a veces suena más como un grito desesperado.
Recuerdo una tarde soleada en la playa de San José, disfrutando del mar y la brisa. De repente, mi móvil vibra. Era un número desconocido. Por curiosidad (y porque estaba aburrida), contesté. Resulta que era una persona intentando venderme un seguro para mi coche... ¡que ni siquiera tengo! Me quedé pensando si debería haberle preguntado si también vendía sombrillas o toallas de playa. Pero al final colgué, riéndome de lo absurdo.
Ahora, gracias a las nuevas medidas anunciadas para identificar llamadas comerciales fraudulentas, parece que podríamos tener algo de ayuda en esta lucha diaria. Según el último artículo que leí (sí, ese que compartió mi tía Mari en Facebook), ahora será más fácil distinguir entre las llamadas legítimas y las que son pura paja. ¡Por fin! Ya era hora de ponerle freno a este circo telefónico.
En Almería, donde el sol brilla casi todo el año y la gente suele ser bastante directa (como yo), no hay tiempo para perder con vendedores ambulantes del teléfono. Aquí preferimos ir al mercado central y regatear por unos tomates bien frescos antes que escuchar a alguien intentando convencernos de algo que no queremos ni necesitamos. Lo digo con conocimiento de causa: mi madre jamás se deja engañar por esos cantos de sirena; siempre dice: “Si no lo veo, no lo compro”. Y tiene razón.
Además, ¿no les ha pasado alguna vez que después de colgar una llamada sospechosa empiezan a recibir mensajes spam? Es como si tuvieran un radar para detectar a los incautos. Una vez le conté a mi amigo Juan sobre esto mientras tomábamos unas tapas en la Plaza Vieja y él se echó a reír: “Es como si te metieran en una lista negra solo por haber sido amable”. Y así es; ser educado puede costarte caro en este mundo digital.
Así que aquí estamos, lidiando con estas molestias diarias mientras intentamos disfrutar del buen clima y la buena comida almeriense. Espero que estas nuevas medidas ayuden a limpiar un poco el panorama y podamos volver a tener conversaciones significativas sin interrupciones comerciales ni estafadores al otro lado del hilo.
Así que ya saben, amigos: si reciben una llamada extraña, cuenten hasta diez antes de contestar. O mejor aún, ignoren el número y sigan disfrutando del sol almeriense. Después de todo, ¡la vida es demasiado corta para perderla hablando con desconocidos!