Está muy claro que en los partidos se está a lo que diga el líder, y si no se está de acuerdo con lo que diga el jefe supremo, uno coge la mochila y se marcha a casita. En el grupo de Abascal, en Vox, el que fuera vice de la comunidad de Castilla se ha marchado a su casa, diez segundos antes de lo echaran. No estaba de acuerdo con lo que le quería imponer el líder, y con las maletas a otra parte. Antes lo hicieron Olona y el de las barbas. No es el caso de otras formaciones, por ejemplo, Psoe o Pp. De estos partidos no parece que se marche nadie. A veces te expulsan, eso sí, pero esa es otra historia que no viene al caso, o sí, pues demuestra que el gran líder hace y deshace a su antojo con la pobre y silente militancia.
El secretario provincial del Psoe en Almería, Juan Antonio Lorenzo, ha comprobado que no lo quiere Marichú Montero, y que el 22-23 de este mes en Armilla, será Antonio Martínez el nuevo jefe del Psoe en Almería, manifestaba hace unos días que él está a disposición del partido. Vamos, que Sánchez y Marichú lo tienen para todo lo que necesite el líder en Madrid, así como la de Sevilla. Que, si tiene que dedicarse a segar la hierba bajo los pies de otros, dispuesto está. Todo menos perder el salario de cada mes. No deja de ser triste la falta de libertad que se da en los partidos. Y esa falta de libertad, ese aborregamiento, ese sometimiento a lo que diga el puto amo, convierte a estos en dictadores, que al final es lo que buscan, en sátrapas que solo quieren el sometimiento del resto de los ciudadanos.
Juan Antonio Lorenzo va a ser defenestrado de su cargo de secretario provincial del Psoe sin un motivo claro aparente. Solo que no le gusta a Marichú. La ausencia de una votación, con justificación según comentó, no parece ser motivo suficiente para ello. Y las derrotas que viene sufriendo el Psoe en tierras almerienses, hay que buscarlas más en las políticas que ha llevado la junta a lo largo de casi cuarenta años, y en los años que lleva en el gobierno Pedro Sánchez (sin olvidar a Zp), en comandita con toda clase de delincuentes y racistas catalanes y vascos. Cierto que podríamos decir que el partido en la provincia no ha hecho mucho por defender a los almerienses en su tiempo de la Junta, y que con Pedro poco podían hacer, se jugaban ser mandados a galeras a los cinco minutos si le arañaban lo más mínimo al amo del cotarro.
Si no hay libertad en los partidos, si todos están a lo que diga y quiera el jefe de turno, doblando la cerviz, no veo muy a tener en cuenta la democracia en la que jugamos, cuando un solo señor tiene la baraja y en plan trilero reparte las cartas como le da la gana.