Opinión

La alegre vida de Comisiones

(Foto: DALL·E ai art).
Juan Torrijos Arribas | Lunes 10 de marzo de 2025

Empecemos diciendo que no todos los militantes de Comisiones Obreras se dedican al buen marisco y los grandes templos del yantar español, y que ellos son otros engañados por estos sindicatos y las artimañas de sus rectores. Pero parece evidente, así lo demuestran los datos conocidos en estos días, que sus dirigentes sí se dedicaban a la gamba roja de Garrucha, la quisquilla y blanca de Huelva, el cinco jotas de Almonte y en los templos, a ser posible con estrellas michelín, cuántas más mejor. Hace años, aquellos en los que uno andaba por las barras y las mesas de los bares, uno de los mejores de Almería, por su innegable calidad, era Casa Joaquín. Me dicen que lo sigue siendo. En aquellos, hoy no he podido comprobarlo, los dirigentes de Ccoo eran buenos clientes de aquella barra. Nada que objetar. Eran libres de gastar sus dineros, y si lo hacían en lugar tan preeminente en lo que al buen comer se refiere, lo único que hay que hacer es darles la enhorabuena. Sabían elegir el lugar, y supongo que la comanda.

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Aún tenemos en la memoria aquella foto de un sindicalista sevillano, pariente lejano, según me contaron después, Rodrigo Torrijos, delante de una plata de mariscos, que se parecía a las palas que en algún restaurante murciano te ofrecen en estos tiempos. Sin olvidar la cara de felicidad que tenía en la dichosa foto, y que al final le costó más de un disgusto al aparecer en los medios, y hacerse famoso, su rostro y la fuente de marisco a degustar. Nos pareció una salida de tono en un viaje al extranjero, pero ahora se demuestra que no, que ha sido algo común en los altos cargos sindicales.

Cuando hay que mirar con cierta lupa los gastos de los sindicalistas es cuando te enteras de las subvenciones que reciben y que salen de nuestros impuestos, también los suyos, y supongo que las mismas no se les dan para que se las gasten en mariscadas y en los templos bendecidos por michelín. Se puede alegar que los que cubrían la barra de Joaquín pagaban de sus bolsillos, e incluso lo mismo hacía el pariente, pero los apuntes de las facturas que han aparecido entre el material del sindicato, tira por tierra todos los razonamientos que se puedan argumentar. Esas facturas de grandes marisquerías y restaurantes con estrellas en los que disfrutaban los dirigentes de Comisiones las pagaba el sindicato.

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Dos fórmulas, o las pagaban con las cuotas de los afiliados, que se lo expliquen a ellos, o las pagaban con las subvenciones de los impuestos de los ciudadanos. Cualquiera de las dos nos parece de una vergüenza impresentable. Pero así son los dirigentes de los sindicatos. Una pena. Reitero, hay afiliados a Ccoo que no se merecen ver a su sindicato en manos de esta gente.

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