El escaño es suyo, o el acta de concejal, por lo que les pueden llamar como quieran en el partido, pero no pueden echarlos. Al cabo de unos cuantos años nos hemos enterado de que la justicia ha decidido que los ediles de Iu de Turre, que votaron al Pp, son unos tránsfugas. No hacía falta ese viaje. No se les permite formar grupo no adscrito, y no cobraran la parte de gastos que les correspondería. Pero, no los pueden echar de ediles, siguen en sus cargos, y el alcalde, que se aprovechó y se beneficia de su votos, puede ponerles sueldos, gratificaciones y si quiere hasta un piso, como presuntamente hacía Ábalo con unas cuantas y monas chicas. Y que conste que los de Iu de Turre, de guaperas tienen poco.
En Carboneras, el señor Belmonte, edil que se presentó en las listas del Psoe, que votó la moción de censura que hizo alcalde a Salvador, y que vio días después como el alcalde se quitaba de en medio a sus compañeros socialistas, o fernandistas, como le llama parte del partido, se ha quedado apoyando con sus votos a Salva, el hombre que parece mover los hilos en todos los partidos que existen en Carboneras, y a las pruebas de su trayectoria política hay que remitirse. No hay grupo en el que no haya mandado, o por lo menos ha dejado su impronta, por una u otra razón, económica o de despecho, los ha manejado a su antojo, les ha puesto las barbas a remojar cuando ha querido y los ha ido afeitando uno tras otro cuando le ha llegado el momento. En la Carboneras de los políticos, lo de pon las barbas a remojar que viene Salvador, se empieza a ver una amenaza a tener en cuenta.
Iu echó a los ediles de Turre, es lo que menos que se puede esperar de un partido que se dice coherente, María Jesús Amate, salió una mañana como una leona pidiendo la cabeza de los ediles, y en bandeja, a lo Juan el bautista, se las entregaron los compañeros. Era lo que se esperaba de un partido de Izquierdas. No deja de ser sorprendente que al concejal de Carboneras su partido no lo haya denunciado a la justicia, como hizo con los dos de Iu, o le haya abierto expediente en el partido. Si esto último lo han hecho, no le han dado información a los militantes, tampoco a la opinión pública. Y ahí tienen a un socialista de ida y vuelta, votando con el Pp y apoyando al hombre que hundió al líder de su partido, José Luis A. Fernández.
Cuentan en el pueblo que los votos son a cambio de nada, que sí, que es verdad, que el señor Belmonte no ha sacado ningún beneficio para él a lo largo de estos meses en los que está votando lo que le pide el alcalde. Me cuesta creerlo. Y para algún familiar, primo, hermano, hermana, tío, tía, padre o madre, hijo o nieto. Que no, no se empeñe, que el señor Belmonte da su voto a las buenas de Dios. Este hombre se merece un altar, San Belmonte de Carboneras. Un socialista que no cobra sus votos, no se lleva nada de los favores que le hace al alcalde, no alquila pisitos, no tiene caprichos. ¿Quizás sus votos son por despecho? No se entiende su comportamiento de otra manera. Hay despechos que matan.