Juan Megino | Miércoles 23 de abril de 2014
Durante mucho tiempo, seguramente demasiado, prácticamente desde más allá de la mitad del pasado siglo XX, una serie de colores han venido ligándose con determinadas ideologías, como símbolos habitualmente enfrentados.
Pareciera que con la llegada de un nuevo siglo, las ideas muy radicalizadas, de azules y rojos, habían dejado de tener acomodo en una sociedad más culta, más ilustrada y, sobretodo, mucho más moderada y racional, habiendo dejado sin validez el asociar color a ideología, especialmente, por parte de las nuevas generaciones que ven absolutamente lejanos esos posicionamientos.
La reciente Conferencia Política del Partido Socialista, hasta ahora instalado en posiciones razonablemente moderadas, especialmente desde que, en tiempos de Felipe González, el PSOE hubiera renunciado al marxismo, ha resucitado sus ideas más radicales, aparentemente dirigidas a un electorado de izquierdas que parece haberle abandonado, lo que se puso de manifiesto en las ultimas elecciones generales de Noviembre 2011.
Parece pretender con sus nuevos mensajes, acercarse a una clientela electoral reservada hasta ahora a Izquierda Unida, e incluso a grupos más a la izquierda. Menos mal, que un socialista histórico, Felipe González, autocalificándose como “rosado”, ha intentado, yo creo que sin conseguirlo, “quitar hierro” a esas posiciones, poniendo así un toque de sentido común en lo que debiera ser el socialismo del futuro.
No seré yo quien haya de iluminar los caminos por los que debería transitar el PSOE, Dios me libre, sin embargo, no parece inteligente resucitar, a partir de esa Conferencia, la animadversión histórica hacia la Iglesia, pretendiendo revisar los acuerdos con la Santa Sede, o manifestándose contra la Monarquía, o aumentar la presión social o el aumento del gasto público, entre otras lindezas allí recogidas.
La historia reciente ha enseñado que una enorme proporción del electorado español, aquella que gana las elecciones, se encuentra en una banda de moderación que oscila, en un sentido u otro, al margen de posiciones ideológicas.
El abandono de este sector, por radicalizarse hacia posiciones de izquierdas, próximas o directamente ya en IU, no parece que anticipe magníficos resultados en el futuro, para el Sr. Pérez Rubalcaba o aquella persona que resulte elegida tras las primarias que anuncian y que, en cualquier caso, tendrá que administrar las doctrinas emanadas de la citada Conferencia.
El PSOE ha dicho que ha vuelto. Personalmente, yo creo que para empeorar el producto. El tiempo dirá.
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