Nuestra prioridad es Almería, no Sevilla

Para el Ayuntamiento, la prioridad y los ejes de nuestra actuación están en Almería. Para la Junta de Andalucía, lo primero es Sevilla. Sólo así se entienden las recientes declaraciones de los máximos representantes del gobierno autónomo en nuestra provincia calificando como “beligerancia” y “confrontación” los recordatorios que desde el Ayuntamiento hemos hecho de los numerosos incumplimientos, retrasos y olvidos de muchísimos compromisos por parte del gobierno bipartito (PSOE-IU). Recordar que el Ayuntamiento de Almería lleva muchos años en ruina por culpa de la falta de gestión de la Junta de Andalucía no es confrontar, sino simplemente tener presente la historia reciente. Del mismo modo tampoco puede ser considerado hostil el hecho de recordar, por ejemplo, que la Junta de Andalucía anunció y presentó la construcción de un hospital materno infantil o una facultad de Medicina para Almería y que han tenido que abandonar ambos proyectos. Todos los almerienses son plenamente conscientes del nivel de la desatención, lejanía y menosprecio que los gobiernos de Sevilla, donde los almerienses se cuentan en treinta años con los dedos de una mano, han tenido y tienen con Almería. Pretender tachar de beligerantes a quienes queremos que se cumplan los compromisos alcanzados con Almería es querer poner puertas a un campo que crece cada día que pasa. Si por querer defender los intereses de Almería y de los almerienses nos llaman beligerantes, me temo que en Sevilla van a tener beligerancia para rato. Los almerienses exigimos de la Junta de Andalucía que sus representantes en Almería tengan, cuando menos, un mínimo de sensibilidad y respeto por esta ciudad y que en su actuación primen antes las necesidades de nuestra capital que los intereses y los equilibrios de los pactos del poder político en Sevilla. ¿Cómo es posible que haya almerienses que, por defender a sus mandos en Sevilla, sean capaces de asumir y no rebelarse ante el infame estado de ruina del Ayuntamiento de Almería? Nos da igual que nos llamen beligerantes o lo que quieran llamarnos. Nosotros sabemos dónde está nuestra prioridad y nuestro deber.