Opinión

Estrictos para medir y no para cumplir

Luis Rogelio Rodríguez | Domingo 13 de julio de 2014

A mediados de 2009, los representantes de la Junta de Andalucía en Almería aseguraron a los vecinos de Pescadería -preocupados por el inminente cierre de la Casa del Mar- que el presupuesto para la obra de conversión de dicho edificio en Centro de Salud ascendía a un total de 2.334.137 euros y que el proyecto de dicha reforma tenía un plazo de 18 meses. A mediados de 2014, cinco años después de ese anuncio, los vecinos de Pescadería llevan tres semanas acampados a la puerta de la todavía cerrada y no tocada Casa del Mar. Como toda respuesta, la consejera de Salud de la Junta, María José Sánchez, ha dicho que “intentará abordar” en los presupuestos del próximo año la rehabilitación de la Casa del Mar, siempre que llegue el dinero de Europa. Esto que digo no son opiniones, sino simples datos de la actualidad informativa reciente. Y con estos datos es muy difícil no terminar admitiendo que la estrategia habitual de la Junta de Andalucía en Almería tiene dos ejes indiscutibles: el incumplimiento y el desvío de responsabilidades. Lo próximo será decir que si no hay obras en la Casa del Mar será por culpa de Europa o por el gobierno central. Así son las cosas en Almería de la mano de la Junta de Andalucía. Y no es algo que me guste admitir, ni tampoco es algo que me haga sentir especialmente bien como almeriense o como alcalde, pero es evidente que la Junta de Andalucía no colabora con Almería ni contribuye a facilitar el camino de las ilusiones y proyectos beneficiosos para los almerienses. Y ya no es sólo porque sigamos sin tener avances en otros proyectos tan significativos y necesarios para Almería como la rehabilitación de la Casa Consistorial y la Plaza Vieja, la pretensión de cobrar 2,5 millones de euros por ceder a Almería el espacio de la Plaza Carabineros o el necesario hospital Materno-Infantil que se quedó en una primera piedra: lo verdaderamente significativo es la permanente falta de colaboración de la Junta en aspectos en los que la voluntad política debería estar por encima de consideraciones estrictas de la norma. Sirvan como ejemplo las dificultades planteadas en pleno verano con la oficina municipal de información turística en la restaurada iglesia de Las Salinas de Cabo de Gata, habiendo llegado la Junta a plantear el cierre de la misma en el momento del año que es más necesaria para Almería por una divergencia en cuanto a los centímetros que debe medir la sala y la existencia de un teléfono fijo. Ojalá la Junta de Andalucía fuese tan observadora, cumplidora y estricta con sus propias promesas y anuncios como lo es con las medidas de las oficinas.


Noticias relacionadas