Opinión

Algunos hombres (y mujeres) buenos

Anabel Lobo | Martes 04 de noviembre de 2014
Es una pena que las corruptelas que conforman buena parte de los partidos políticos, y que están conduciendo inexorablemente al pueblo español al descreimiento en la clase política, abunde ahora, cuando las estadísticas nos dicen que hay 800.000 niños pobres en nuestro país, o cuando los parados de larga duración siguen sin encontrar un trabajo. Si esto hubiera pasado en época de bonanza económica probablemente se habría visto con los mismos ojos pero con más benevolencia que cuando tenemos la sensación de que se nos castiga con menos dinero, mucho paro, más niños en las aulas con cada profesor, cuando nos parece que la clase media está desapareciendo, cuando muchos tienen la sensación de que se les está haciendo a un lado. El hecho es que este desagradable fenómeno nos llega justo cuando lo estamos pasando peor, cuando se nos ha pedido un esfuerzo para poder sacar a nuestro país de la crisis, cuando en palabras de nuestros políticos se nos ha pedido que “seamos uno” para poder salir de ella.

Todo ello conduce a que muchos se centren en la única alternativa nueva: Ganemos, Podemos, cuyo “Líder” que lleva el antiguo nombre del fundador socialista, y a pesar de parecer el ombligo del mundo y de tener cierto atractivo mediático y como persona, ha reconocido que no tiene un programa concreto, y no se presenta a las municipales y autonómicas porque dice que podría ganar las generales. “A huevo, me lo están poniendo”, parece decir, con esa mirada limpia y directa con la que se enfrenta a cualquier cámara y a su fanático, aunque todavía algo reducido, público. Y es verdad, se lo están poniendo “a huevo”.

Y es que la ambición desmedida de algunos de los representantes de los partidos políticos nos sorprende y nos cabrea profundamente, pero no creamos que nos cabrea sólo a nosotros, también disgusta a todos aquellos líderes políticos de cualquier color que jamás tocarían un duro de ninguna caja, aquellos que todavía conservan la vocación de servicio público, a pesar de que ahora estén viviendo este crack político, aquellos que realmente han luchado a lo largo de su vida por aquello que creían justo y que ahora no saben cómo limpiar sus principios de tanta suciedad. Pensemos que a pesar de todo lo que está pasando hay muchos más representantes políticos limpios que sucios en los que todavía podemos creer, esos que no dejarán que nunca se meta la mano en ninguna caja. No dejemos que esta situación nos conduzca a un estado anárquico aunque nos encontremos perdidos y con la sensación de que estamos a la deriva y en manos de unos cuantos.

Tan triste es esto como saber que los especuladores de las grandes fortunas se han duplicado durante este período de crisis, tan absurdo como saber que si ellos dieran un uno por ciento de sus fortunas no sólo todos saldríamos de la crisis sino que muchas personas del mundo no morirían de hambre. Es triste saber que unos cuantos poderosos disfrutan de la pobreza y el sufrimiento del resto. Y sólo nos queda la sensación de que se avecina un otoño muy duro. Pero quedémonos con que tras el otoño, viene el invierno, pero después siempre vuelve la primavera. Y la primavera volverá, no lo duden. Seremos nosotros quienes lo hagan posible.

Noticias relacionadas