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Discreción en la compra de juguetes eróticos

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¿Eres de esas personas a las que todavía les da vergüenza entrar en una tienda erótica? Pues no eres nada excepcional, por eso este tipo de establecimientos ha encontrado en internet la herramienta adecuada para acercar sus productos a todo el mundo.

De hecho, en 2010 cerraron unas 120 sex-shop en todo el Estado español, y en 2012 sólo quedaban 80, y no es que hayamos dejado de pensar en el sexo… no, tampoco de practicarlo, pero internet ha cambiado nuestras vidas también en eso.

Y como el machismo sigue siendo uno de los males de nuestra sociedad, quienes más se están beneficiado de esta nueva situación son las mujeres. Si al hombre que entraba a una tienda erótica en ocasiones era mirado como un pervertido, la opinión sobre la mujer que hacía eso mismo era aún peor, por eso ahora es mucho más sencillo vivir la sexualidad cada cual a su aire y sin tabúes.

De esta forma comprar juguetes sexuales tan antiguos como los vibradores no se convierte en un mal trago, tanto si es para uso propio o para ser regalados. Internet ofrece lugares para comprar vibradores baratos on line y a partir de ahí que se dispare la magia y la lujuria hasta el punto que cada cual quiera, ya sea de modo individual, como una experiencia muy íntima y privada, o en pareja, o en trío… como pueda cada usuaria.

En la actualidad el 65% de las parejas utilizan algún tipo de artilugio para darle emoción a su vida sexual, dejando de verlos como sustitutivos para convertirlos en complemento.

En ese caso la elección se convierte en algo más complicado si son varios quienes tienen que decidir entre una gama cada vez más amplia de característica que unir a la clásica “vibración”, desde el tamaño en longitud y grosor, hasta los materiales con que esté fabricado y que a día de hoy se extienden desde el latex hasta el aluminio, o la textura, que puede ser lisa o rugosa; también se puede elegir entre “realistas” –cuya explicación es obvia- o con diseño de fantasía, donde la gama es tan extensa como la propia imaginación; también los hay incluso sumergibles (no te preocupes, no te vas a electrocutar aunque lo metas en la bañera llena de agua o en la piscina) y por supuesto de los más diversos colores, incluyendo los fosforecentes, que tanto juego pueden dar a quienes prefieren la oscuridad.

La adquisición no suele ser complicada, y basta con elegir el modelo deseado, marcarlo, pagar mediante tarjeta de crédito y esperar tranquilamente en casa a que el paquete llegue siempre envuelto de un modo discreto.