Como quien no quiere la cosa, han pasado ya tres semanas desde que tuvieron lugar las elecciones generales, y he puesto “tuvieron lugar” por que celebrar, celebrar, lo que se dice “celebra” no creo que sea la palabra más adecuada.
Pues eso, que han pasado más de quince días y estamos casi como antes, es decir, negando todos los partidos por activa y por pasiva que vaya a ha haber nuevos comicios ya que eso sería un fracaso suyo, y negando todos su apoyo activo o pasivo a la formación ganadora.
Es como si ninguno se hubiera parado a leer los resultados, y mucho menos a extraer consecuencias de los mismos, como es el caso del PSOE, que tras reconocer que la ciudadanía les ha mandado a la oposición, no sólo no facilitan la condición necesaria para que ello ocurra -que haya gobierno- si no que están dejando caer la posibilidad de que tras el turno de Mariano Rajoy, y si éste no consigue conformar una mayoría que le respalde, ellos podrían optar a buscar esos votos parlamentarios.
A ver, alma de cántaro, Pedro Sánchez de mi vida ¿eres el único que no se ha enterado de lo que pasó el 26 de junio? Pues no te preocupes, que te lo explico.
Mira, pactaste con Ciudadanos (la “marca blanca del PP” con la que juraste no pactar jamás) y pretendiste hacerlo también con Podemos (el “populismo” con el que también juraste no hacerlo), y tras repetirse las elecciones, resulta que has perdido cinco escaños (en realidad seis)... No debe ser tan difícil entender si ahora tu única opción para ser presidente es precisamente esa, encontrar el voto de Podemos y Ciudadanos, estás haciendo justo aquello que las urnas te han penalizado.
Pero también, Pedro Sánchez de mi vida, deberías darle una pensada a otra cuestión no menor, y es definir quién eres tú -el PSOE, vamos- y quienes tus adversarios -los del PSOE-, sabiendo que lo que menos te interesa -al PSOE- es aquello a lo que éstos te abocan -al PSOE, insisto-.
Si el PP te llama para una gran coalición deberías explicar por qué no la aceptas, que es algo que no has hecho hasta el momento. Rajoy te ofrece una gran coalición de gobierno, lo que significa tener capacidad para pactar la retirada o suspensión de determinadas leyes que consideras regresivas, y eso no debería ser tan terrible.
Ahora bien, creo que para el PSOE no sería bueno, ya que convertiría a Unidos Podemos en el único referente no ya de la izquierda, si no en general del descontento social, y en las próximas elecciones generales los únicos ganadores serían ellos y el PP, reduciéndote a la insignificancia.
Me gustaría haberte oído decir algo de esto, Pedro Sánchez de mi vida, pero es que no dices nada, es que te has pasado más de una semanita en Mojácar, con gafas negras y gorra, como si tuvieras miedo de que te reconocieran.
Por otro lado, están los de Pablo Iglesias y compañía (más de la compañía que de Pablo Iglesias) que como locos buscan un pacto contigo, y lo intentaron antes de las elecciones, lo dijeron en campaña, y el resultado ha sido perder un millón y pico de votos, pero ahí están, insistiendo.
Te digo lo mismo, Pedro Sánchez de mi vida, si tu adversario se afana tanto en tenderte la mano sólo puede ser para quitarte la merienda, y tú lo sabes. Tú, como presidente te comerías todos y cada uno de los marrones del Gobierno, los de los tuyos que para eso son tuyos, y los de Iglesias, que para eso son de Iglesias.
No es lo mismo un gobierno en el que un partido se apoya en otro con escasa representación, a si lo hace en otro que casi le iguala, y mucho menos si ese te disputa el espacio electoral, y mucho menos si resulta que esta en periodo de crecimiento mientras el otro está en plena decadencia.