Mensajes colaterales

La Demoscopia es, sin duda, una ciencia, pero sometida a una serie de variables, no siempre controlables, que pueden dar lugar a resultados un tanto sorprendentes al hacer el cómputo final de los trabajos de campo.
En el último estudio general de opinión pública de Andalucía realizado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral vinculado a la Universidad de Granada, las conclusiones, sin embargo, puede que se acerquen bastante a la realidad política actual.
Seguramente, para los Partidos Políticos andaluces los datos numéricos será lo más importante, pero a mí como ciudadano interesado, me importan especialmente los mensajes colaterales que la encuesta ofrece.
Los datos numéricos, preocupantes sobremanera tanto para el PP como para el PSOE, muestran por un lado, en el primero, la evidencia del daño producido por la ausencia de un liderazgo visible en Andalucía durante casi dos años, a expensas de lo que aporte la siguiente oleada de información, el nombramiento, que no elección, del nuevo líder andaluz pese a la multitud de errores cometidos. Para el PSOE, lo que le dicen las encuestas no es como para “tirar cohetes”, ni es tan evidente el llamado “efecto Susana Díaz”, pese a su permanente trabajo de marketing desde que asumió la gobernanza en nuestra Comunidad, pero sin haber producido ningún efecto notable en el bienestar de los andaluces.
El mensaje colateral especialmente grave de la encuesta es el de que el 80% de los preguntados dice no estar satisfecho con el funcionamiento de la Democracia, esto es, 8 de cada 10 ciudadanos se quejan del actual estado de la política. Junto a ello, no tiene casi ninguna importancia que la valoración global e individual de los líderes políticos sea de suspenso, con la única excepción de la Sra.Díaz, con un aprobado raspado, y a causa de su alto nivel de conocimiento, gracias a los enormes apoyos mediáticos, o que la valoración de los Gobiernos o de la Oposición, especialmente de ésta, sea mala o muy mala.
Tampoco las instituciones salvan la cara, si exceptuamos las Universidades, lo que debe invitar a la reflexión, si no queremos que siga aumentando la desafección de los ciudadanos hacia la política, singularmente alejada en estos momentos, si tenemos en cuenta el enorme nivel de abstención, más del 45%, que indica la encuesta.
Trabajo tienen por delante, tanto Partidos como Instituciones, para invertir esta tendencia y todo ello dentro de un contexto socioeconómico que, al menos en la microeconomía, no acaba de remontar.