Declarémonos separatistas

“Declarémonos separatistas de este Estado que, con relación a los individuos y los pueblos, conculca sin freno los fueros de justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la libertad, ese Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los pueblos extranjeros”. Manifiesto de la nacionalidad. Blas Infante y otros.

Es evidente que la presidenta del Gobierno andaluz, Susana Díaz, no ha leído a Blas Infante... como los ciento y pico que se sientan en el Parlamento de Andalucía. No, tampoco se ha leído el Manifiesto de la nacionalidad al que se le da carta de naturaleza en el Estatuto de Autonomía, y en el que se hace una feroz arremetida contra “la vieja España”, y es que ella sigue -por ejemplo-hablando de “región” como Andalucía no es una región, es una comunidad, una nacionalidad o incluso una nación (¿qué otra cosa si no es una “realidad nacional”?). Pero no es una región, y ella -y ellos- dale que dale con la matraca regional.

Es obvio que no lo ha leído porque sólo esa ignorancia justifica que dedicara el discurso en homenaje al Padre de la Patria Andaluza a hablar precisamente de conceptos que estaban en las antípodas del pensamiento político infantiano. Pero da igual, lo que importa es la foto, y ella ha tenido la suya.

Me gustaría saber cuantos de los que acudieron al homenaje que tributa el Poder Legislativo pero protagoniza el Poder Ejecutivo, es capaz de nombrar un par de libros de Blas Infante, y de ellos cuantos han leído alguna obra, y de estos, cuantos comparten sus tesis.

Pero ahora tocaba sacar de nuevo a pasear a la “momia”... ¡oh, qué falta de respeto acabo de cometer con don Blas! ¿momia? Pues sí, así lo llamó Alfonso Guerra, ese socialista al que también alaban tanto los socialistas... y el mismo que llamó “trapo” a la bandera verdiblanca (y eso que es del Betis)... el mismo que -según se lee en sus Memorias- logró -y se ufana de ello- que en el ideario del PSOE-A cuando se creó, se excluyera el andalucismo y no hubiera referencias a nada semejante, incluso evitó que el partido se llamara PSOA o PSA. Como ven, con una vela a dios y otra la diablo, como llevan toda la vida haciendo, igual se ofrecen para presidir un gobierno de unidad nacional tras un golpe de estado, que defienden la no legalización del PCE al mismo tiempo que la suya...

Son los mismos que jamás dieron ni un aplauso a Carlos Cano, los que nunca perdonaron a Salvador Távora, los que regalaron la Medalla de Andalucía a la Duquesa de Alba y a un grupillo que le hizo una sintonía.

Blas Infante, se reconoció musulmán en un viaje a Marruecos buscando la tumba de Al Motamid, al que calificaba de último rey legítimo de Sevilla, y se acabó trayendo de allí un valiosísimo estudio sobre el origen del flamenco, el grito de los campesinos sin tierra.

Blas Infante no era comunista, ni socialista, y eso les desquiciaba, porque su sensibilidad social era indudable, y estos son de los que no entienden que hay más colores además del rojo y el azul... por ejemplo el verde de la esperanza.

Hacer un homenaje a Blas Infante para soltar un discurso absolutamente contrario a su ideario es tan aborrecible como calificarlo de institucional cuando sólo van cuatro consejeros ¡cuatro! ¿y dónde coño está el resto? ¿qué otra cosa tenían que hacer los consejeros de un Gobierno que existe precisamente porque alguien como el homenajeado pagó con su vida imaginar un Poder Andaluz?

No hay que olvidar el origen de este acto, que se hace a puerta cerrada, casi de tapadillo, y al que en su primera edición no fue prácticamente nadie del Gobierno de Manuel Chaves, entre otras cosas porque algunos -Zarrías, madrileño- ya se encargó dejar claro que se iba a Galicia a una mariscada.

Algunos creemos que Blas Infante ha sido un gran intelectual, un hombre providencial en la historia de Andalucía, y que incluso se puede tener esa idea de él sin compartir plenamente sus objetivos políticos, que no hace falta decir que “España es el amo que Europa le puso a Andalucía” como afirma él, para comprender la situación de sometimiento a los intereses generales del Estado que ha tenido nuestra tierra, que hemos sido un pueblo al que se le ha desposeído conscientemente de su propia identidad para construir una especie de identidad española hasta el punto de que los andaluces a veces no se reconocen a si mismos.

¿Sabe Susana Díaz cual fue la respuesta de Blas Infante a un dirigente socialista cuanto éste le criticó que por qué gritaba “Viva Andalucía Libre”? Es que a este socialista lo de “libre” le sonaba feo.