Parece que sí, que finalmente sí se va a cobrar en los museos que dependen de la Junta de Andalucía. Hasta ahora, la entrada a estos museos era gratuita, pero próximamente se empezará habrá que pagar por visitarlos. Esta decisión ha suscitado algunas críticas, especialmente teniendo en cuenta la posición previa de la Junta respecto a la tasa turística, que consideraba negativa para el turismo. Y es que es curioso cómo ahora se propone el pago por entrar en los museos de dependencia autonómica... es decir, que es malo para el turismo que éstos abonen una pequeña tasa, pero es bueno que todos lo hagamos en los museos.
La tasa turística, de hecho, tenía un enfoque diferente: su imposición final quedaría en manos de los ayuntamientos. Esto permitiría a ciudades con alto flujo turístico, como la ciudad de Sevilla o de Córdoba, implementarla mientras que otras, como algunos municipios de Almería, podrían optar por hacerlo o no. Esto tiene sentido ya que cada localidad conoce mejor su realidad turística y económica. Sin embargo, la propuesta de cobrar por la entrada a los museos parece no considerar esta variabilidad y podría tener efectos negativos concretos para los andaluces.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha argumentado que el "todo gratis" ha hecho mucho daño y que solo se valora aquello por lo que se paga. Si bien puede haber cierta verdad en esta afirmación, pasar de un extremo al otro no parece la solución más adecuada. ¿No sería más sensato buscar un término medio, permitiendo que los residentes en Andalucía sigan accediendo gratis a los museos y cobrando solo a los turistas? Esta solución intermedia permitiría seguir fomentando la apreciación de la cultura entre los andaluces sin desincentivar el turismo.
Además, Moreno también ha señalado que ciertos grupos, como menores, personas mayores, discapacitados, acompañantes de estos, desempleados y menores de 30 años, seguirán teniendo acceso gratuito. Esto, en la práctica, deja la carga del pago en aquellos que ya sostienen el sistema, los que siempre pagamos todo. Se asegura, además, que habrá un día de entrada gratuita a la semana, con lo que sugiere que la medida no tiene un fin recaudatorio significativo. Entonces, ¿por qué implementar una medida que cuenta con tan poco respaldo social?
El argumento de que su gratuidad es una competencia desleal a propietarios de museos privados, tampoco es aceptable. El propietario de un museo cobra no solo para obtener un beneficio legítimo, lo hace porque ha de mantenerlo. Los museos de la Junta, como los de otras instituciones públicas, son sostenidos con fondos públicos -es decir, los estamos pagando ya- y además no tienen como fin la rentabilidad económica. Es decir, ni lo uno ni lo otro.
Tomemos el caso de la Alcazaba de Almería, un monumento que hasta ahora ha sido gratuito. Comparémoslo con la Alcazaba de Málaga, gestionada por el ayuntamiento, que cobra entrada desde hace tiempo, o la Alhambra de Granada, que tiene una gestión distinta y también se cobra por el acceso. La gratuidad de la Alcazaba de Almería ha permitido a muchos andaluces y turistas disfrutar de este patrimonio sin coste alguno, fomentando el acceso a la cultura. Imponer un costo podría reducir significativamente el número de visitantes locales, privándolos de un valioso recurso cultural.
A veces, hay que reconocerlo, es cuestión de costumbre, porque el recién abierto MUREC, de la Diputación de Almería, tiene desde el primer día tarifa de acceso para almerienses y turistas (con las excepciones habituales), y nadie ha protestado por ello.
En conclusión, la propuesta de cobrar por entrar en los museos autonómicos de Andalucía, incluida la Alcazaba de Almería, parece una medida que no se compadece con la lógica de fomentar la cultura y el turismo de manera inclusiva y accesible. En lugar de implementar un sistema que podría disuadir a los locales de visitar estos importantes sitios culturales, sería más razonable considerar un modelo donde solo los turistas paguen. Esta alternativa no solo sería más justa, sino que también podría alinearse mejor con los principios del centro político que tanto aprecia el presidente Moreno.