Los dos partidos que se presentan como alternativas al bipartidismo y al sistema político actual comparten una estrategia común culpando a los extranjeros de los problemas económicos de España. Vox y Podemos utilizan el discurso nacionalista y proteccionista para captar el voto de los descontentos con la globalización y la Unión Europea, pero sus propuestas son contrarias al interés general y al bienestar de los ciudadanos.
El partido liderado por Santiago Abascal propone subir los impuestos a las empresas que operan en la región, limitar la libre competencia entre autonomías y salir del euro y del espacio Schengen. Estas medidas tendrían un efecto devastador sobre la economía madrileña y española, al reducir la atracción de capital, el empleo, el consumo y el crecimiento.
Por su parte, Podemos también aboga por una política económica hostil al exterior, basada en el intervencionismo estatal, el aumento del gasto público y la deuda, la subida de impuestos a las rentas altas y las grandes empresas, y la renegociación de los tratados europeos. El partido morado culpa a la austeridad, a las multinacionales y a los mercados financieros de la crisis social y ecológica que vive el país, y propone una salida soberana que recupere la soberanía monetaria y fiscal. Estas medidas también tendrían un impacto negativo sobre la economía española, al generar más déficit, inflación, desconfianza e inestabilidad.
Vox y Podemos coinciden en presentarse como los defensores de los intereses nacionales frente a los poderes extranjeros que amenazan la identidad, la democracia y el bienestar de España. Sin embargo, sus recetas económicas son contraproducentes y perjudiciales para la mayoría de los españoles, que se beneficiarían más de una mayor apertura, integración y cooperación con el resto del mundo.