España ha cerrado el año 2024 con una cifra récord en la creación de empleo, sumando 502.000 nuevos puestos de trabajo. Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el desempleo ha descendido hasta situarse en 2.560.718 personas en diciembre, lo que significa la cifra de paro más baja para ese mes en los últimos 17 años, registrada desde 2007.
El mercado laboral español ha mostrado una resiliencia notable, con 56 meses consecutivos de creación de empleo. La afiliación media a la Seguridad Social ha alcanzado los 21,3 millones de ocupados, lo que representa un incremento del 2,4% respecto al año anterior. Este aumento se ha visto impulsado especialmente por el sector servicios, que ha contribuido significativamente en la generación de nuevos empleos.
La tasa de paro ha experimentado una reducción del 5,4% en términos interanuales, con una disminución de 25.300 desempleados en el último mes del año. Este descenso es particularmente significativo entre los jóvenes, donde el paro juvenil ha caído a mínimos históricos, con 185.801 desempleados menores de 25 años, lo que refleja una mejora considerable en las oportunidades laborales para este segmento de la población.
Además, cabe destacar que la contratación ha marcado su menor cifra desde 2013, con un descenso del 2,1% en los contratos indefinidos, lo que sugiere una estabilidad mayor en el empleo. Los datos también muestran un aumento en la afiliación de mujeres, superando los 10,1 millones de trabajadoras, y un incremento en el empleo de extranjeros, que ahora representan el 13,5% del total de cotizantes.
Sin embargo, no todas las comunidades autónomas han experimentado el mismo crecimiento. Las Islas Baleares y Canarias, junto con Madrid, han sido las regiones más beneficiadas por la creación de empleo, mientras que en algunas zonas el impacto ha sido menor.
Los expertos señalan que estos resultados son el fruto de una combinación de políticas económicas y laborales efectivas, junto con un contexto económico favorable, aunque advierten que es necesario mantener la vigilancia sobre la calidad del empleo y la distribución del mismo para asegurar una recuperación inclusiva y sostenible.
Este éxito en la creación de empleo y reducción del paro se enmarca en un periodo de recuperación post-pandemia, donde la economía española ha mostrado una capacidad de adaptación notable frente a desafíos globales como la inflación y las tensiones geopolíticas.