Conversaba yo en la radio, en el mismo día en que Ciudadanos le daba el segundo sí a una propuesta de prórroga del estado de alarma al gobierno social-comunista que está destruyendo España, con el portavoz naranja en el Ayuntamiento de Almería, Miguel Cazorla; y ante las, para mí inconsistentes explicaciones de por qué dicha formación regalaba un nuevo balón de oxígeno a un gobierno que representa todo lo que detesta tal partido, le incidía en que para mí es difícil creer que uno se puede fiar de Pedro I el Falso y del Coletavirus que, por cierto, un día antes, ya se la intentaron colar a Ciudadanos, negociando ese mismo pacto con Esquerra, a cambio de condiciones diametralmente opuestas a las llegadas con Inés Arrimadas y Edmundo Val.

El voto a favor se materializaba mediada la tarde y, un par de horas después, caía en mis manos el documento firmado por PSOE, Unidas Podemos y, agarrénse que vienen curvas, EH Bildu, destinado a procurar medidas para la, cito entre comillas, “mayoría social y trabajadora vasca y la del conjunto del Estado Español”, por cierto, como si esa mayoría social del Estado no incluyera ya a la del País Vasco. ¿Y cómo se hace eso? Pues el propio documento lo dice, derogando la Reforma Laboral del año 12… ¡antes de que acaben las medidas especiales por el Covid-19!

Sí amigos, el mismo día en que el Gobierno recibía el apoyo de Ciudadanos, ha pactado con los herederos de ETA el romper la reforma laboral que, en su día, tras salvarnos por la campana de ser intervenidos por Europa debido al desastre económico del infame Zapatero, la propia Unión Europea nos obligó a hacer para ser un país mínimamente sostenible y eficiente y, sobre todo, para no intervenirnos.

Y en esta tesitura, yo tengo tres preguntas:

• La primera, ¿qué pensará ahora la Unión Europea, cuando acaba de decirnos que hemos de realizar aún más reformas y más duras que la de la propia Reforma Laboral que ahora estas tres bandas han firmado derogar, como condición indispensable para dejarnos el dinero que necesitamos, sin ir más lejos, pagar pagar los ERTEs, que aún no están pagados y para los que la pobre Nadia Calviño ha tenido que ir a mendigar a Bruselas? La respuesta es sencilla: o se trata de una nueva mentira de Pedro I el Falso o en tres meses están aquí los ‘hombres de negro’.
• La segunda, ¿en qué posición queda ahora Ciudadanos, que por la mañana apoyaba a un Gobierno que, tal y como le pronosticaba yo a Miguel Cazorla, le iba a traicionar en cuanto se diese la vuelta y, de hecho, no ha esperado ni siquiera al día siguiente para clavársela por la espalda con premeditación, nocturnidad y alevosía? También la respuesta es sencilla: la sensación de Ciudadanos es la de haber hecho la de esa figura vestida de blanco que se quedaba petrificada en las corridas de toros antiguas, a la salida de los morlacos por chiqueros, conocida como el ‘don Tancredo’.
• Y sobre todo, ¿qué pensarían los integrantes del PSOE que fueron muertos a manos de los ‘padres’ políticos de esta gentuza de EH Bildu? ¿Qué pensarán sus familias? ¿Qué pensarían Enrique Casas, Juan Mari Jáuregui, Ernest Lluch o Froilán Elespe y Juan Priede; qué pensarían Joseba Pagaza e Isaías Carrasco, Fernando Múgica, Fernando Buesa o Vicente Gajate? Y sobre todo, ¿podrán dormir esta noche los políticos almerienses del PSOE? ¿Estarán contentos, qué se yo, Sánchez Teruel y Sánchez Haro; o la mismísma Susana Díaz, que amenazó a Sanchez en su día si hacía estas cosas? ¿O qué sensaciones les habrán quedado a mis amigos, Indalecio Gutiérrez Salinas y Paco Díaz Casimiro?