Pedro Sánchez Fortún encara su segundo mandato como presidente de ASHAL (Asociación de Hosteleros de Almería) con los pies en la tierra y las ideas claras. Lo hace con la mochila cargada de retos, pero también con el empuje de quien cree firmemente en la fuerza de la unión. “Estoy convencido de que la unión hace la fuerza. Si no vamos todos a una, no tenemos nada que hacer”, afirma al inicio de su entrevista en El Debate de 7TV.
Sánchez Fortún es uno de esos representantes del tejido asociativo que no busca recompensa económica. “Hay gente que piensa en algo más que en sí mismo”, apunta el periodista, y él lo encarna perfectamente. “Al final, cuando terminas tu jornada laboral y en vez de irte a casa te vas a la asociación a resolver problemas de todos, lo haces por compromiso con el sector”, subraya.
Un sector en permanente tensión
El panorama no es fácil. A la hostelería se le acumulan las normativas, los cambios legales y las exigencias sin contar con la voz del sector. “No queremos legislar, no nos corresponde, pero sí queremos que nos escuchen”, reclama el presidente de ASHAL. Entre los cambios que más inquietan a los hosteleros están la futura ley de desperdicio alimentario y la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media. “Las normas muchas veces se hacen sin tenernos en cuenta, sin escuchar a quienes estamos a pie de barra”, se queja.
También la subida del salario mínimo ha puesto al sector en una posición delicada. “Todos queremos que nuestros trabajadores cobren más, pero si la empresa no sobrevive, no puede contratar a nadie”, advierte. Según explica, los costes no paran de subir: luz, gas, materias primas, sueldos… “Y no podemos trasladar todos esos aumentos al cliente porque, simplemente, dejaría de venir”.
Salarios, convenios y equilibrio
Con todo, ASHAL ha impulsado una subida salarial del 3,8% en el nuevo convenio del sector, por encima del IPC. “Queremos que nuestros trabajadores no pierdan poder adquisitivo. Esta subida es una muestra clara de nuestro compromiso con ellos”, sostiene. Aun así, no esconde que ha sido una decisión difícil: “Nos cuesta llegar a ese acuerdo, pero entendemos que la hostelería se construye con las personas”.
Pasear por Almería y ver las terrazas llenas puede dar la impresión de que la hostelería vive una etapa dorada. Pero no es oro todo lo que reluce. “Los bares se llenan sobre todo el fin de semana, pero entre semana es otra historia”, aclara. Además, como él mismo ilustra con un ejemplo muy gráfico: “Si tienes diez mesas y te consumen 10 euros, haces 100; pero si con esas mismas diez mesas los clientes gastan 20, haces 200. El lleno no significa siempre rentabilidad”.
El precio de la caña y la tapa
Uno de los temas recurrentes en el debate popular es el coste de la cerveza en Almería. “¿Cómo es que tenemos la caña más cara de España?”, pregunta el periodista. La respuesta es tajante: “Eso es porque no han tenido en cuenta que aquí la caña lleva tapa. Si haces cuentas, aquí comes por menos. Lo que pasa es que no puedes comparar una caña sola con una que viene con comida”.
Sobre los famosos suplementos por algunas tapas, aclara: “Es que si seguimos dando tapas de calidad con productos que han subido mucho de precio, hay que aplicar suplementos, no queda otra”.
Tapas, raciones y producto local
¿Seguimos siendo más de tapas que de raciones? “Nos gusta un poco de todo. Tapas para picar, raciones para compartir. Lo que más valoramos es la variedad”, explica. Y si hay algo de lo que puede presumir la hostelería almeriense es de su materia prima. “Aquí lo del kilómetro cero es literal. Tenemos los invernaderos al lado, el mar delante, carne de la tierra… Nos podríamos autoabastecer si quisiéramos”.
Obras en la ciudad: luces y sombras
Las obras del Paseo de Almería también han sido motivo de debate. “Las obras son como en casa: molestas, pero necesarias”, resume. Aun así, reconoce que no siempre hay una planificación clara por parte del Ayuntamiento. “Algunas veces nos avisan con tiempo, otras nos enteramos por la prensa o cuando ya están empezando”. Aun así, agradece medidas como los bonos al consumo o los tickets de descuento en parkings, que ayudan a aliviar el golpe.
“Lo ideal sería tener un calendario anual de obras para poder organizarnos, pero eso no existe. Vamos sobre la marcha”, lamenta.
¿Ciudad muerta en domingo? Mito
La vieja creencia de que el centro de Almería muere los domingos ya no se sostiene. “Es un mito. Hay muchos negocios abiertos: cafeterías, bares, restaurantes… No estamos cerrados. Otra cosa es que la gente no lo sepa o siga con esa idea de hace años”.
También agradece los eventos que organiza el Ayuntamiento, como la Noche en Negro o la Noche en Blanco. “Sirven de escaparate. Muchas veces descubres calles que no pisabas y eso hace que repitas en otros días”.
Problemas para contratar
Uno de los principales escollos sigue siendo la contratación de personal. “No es tanto la normativa, que permite contratos de pocas horas para refuerzos, sino que directamente no encontramos personal dispuesto a trabajar en esos turnos”, reconoce.
La paradoja es evidente: “En plena temporada alta, hay 3.000 personas cobrando desempleo que están adscritas a hostelería y que podrían estar trabajando. El problema es que no quieren aceptar esos contratos”.
Además, la formación también escasea. “Pedimos a la FP Dual más plazas y más implicación. Cuanto más formado esté el personal, mejor será el servicio”, asegura. Pero aquí también topan con el estigma del sector: “Se sigue viendo la hostelería como algo sacrificado, de muchas horas, de fines de semana y festivos… y eso echa para atrás a muchos”.
Sánchez Fortún lo tiene claro: “Echamos las horas que marca el convenio. Si no es así, que se denuncie. Y si hay empresarios que no cumplen, también hay que señalarlos. Pero no somos el único sector con malas prácticas”.
Una hostelería que no se rinde
Pese a todo, el tono de Pedro Sánchez Fortún no es derrotista, sino combativo. Cree en lo que hace y en quienes representa. “La hostelería está tocada, pero no hundida. Seguimos tirando del carro”, afirma. Su objetivo para este segundo mandato es claro: seguir dando voz a un sector que nunca se sienta a la mesa, pero es el que pone los platos.