Si hay algo que nos ha enseñado la política española en los últimos años es que las encuestas son como el clima: nunca llueve a gusto de todos, pero resulta obvio que si llueve, llueve. La última entrega del CIS de José Luis Tezanos ha dejado a muchos rascándose la cabeza, pero también ha suscitado una pregunta inquietante: ¿realmente Pedro Sánchez se cree lo que dice su propio CIS? Porque, francamente, si lo hiciera, ya debería estar convocando elecciones anticipadas.
En un contexto donde la DANA ha hecho estragos en Valencia y donde la gestión política está bajo el microscopio, resulta sorprendente que el PSOE se consolide como primera fuerza política con un 34,2% de intención de voto. ¿Acaso estamos hablando de un país diferente al nuestro? O quizás Sánchez tiene una bola de cristal que le dice que todo irá mucho peor y, por tanto, es mejor esperar a ver cómo se desploman sus rivales antes de arriesgarse a salir a jugar.
La caída del PP al 29,3%, más allá de ser un dato preocupante para los populares, debería hacer sonar todas las alarmas en Génova 13 (el maldito 13). Si el PSOE mejora en medio de una crisis tan evidente, o bien hemos entrado en una nueva dimensión donde la lógica se ha evaporado o simplemente hay algo más turbio en juego. Tal vez Sánchez espera que la situación empeore aún más para seguir cosechando votos; sería una estrategia digna de su Manual de Resistencia.
Y mientras tanto, Vox y Sumar se mantienen estables en sus posiciones, y a los primeros no les pasa factura electoral el desmembramiento del partido, y a los segundos tampoco les perjudica su inacción en el caso de Íñigo Errejón. Aquí parece claro que los votantes han decidido tomar un respiro ante el caos reinante. Pero no nos engañemos: el verdadero problema sigue siendo la clase política. El CIS señala que los políticos son vistos como el principal problema por los ciudadanos. Y es que no hay nada más desalentador que ver cómo aquellos a quienes hemos confiado nuestras esperanzas parecen estar más interesados en sus propios juegos de poder que en resolver nuestros problemas cotidianos.
La valoración de los líderes políticos está en mínimos históricos; ninguno supera el cuatro. Esto debería ser una señal de alarma para cualquier partido sensato. Sin embargo, aquí estamos, con un Sánchez sonriente mientras su propia encuesta grita desesperación desde las páginas del informe. Es casi cómico pensar que él pueda estar convencido de que esta tendencia es sostenible.
Intrigado estoy por saber qué dirá la próxima encuesta del CIS, especialmente ahora que el empresario Víctor de Aldama ha implicado a la cúpula del PSOE en cobros de comisiones y que el propio Pedro Sánchez se lo agradeció personalmente. Sin lo que cuento en este artículo, el PSOE ya subía en intención de voto. Con este nuevo escándalo, parece que el resultado del CIS será aún mejor el próximo mes. ¿Convocará Sánchez elecciones anticipadas? Si se toma en serio lo que dicen las encuestas (o lo que él mismo dice), debería hacerlo. O quizá esté esperando a que todo vaya mucho peor para así, y siempre según la tendencia del CIS, a él los resultados le vayan mejor, al menos en la encuesta.