El pasado sábado 1 de junio se celebró el Plenario anual del IEA en Garrucha. La elección de la fecha no parece casual. Yo no había caído en ello, pero otro de los asistentes lo comentó en uno de los corrillos habituales que se forman. Según él, la convocatoria era un acto político electoralista previo a las elecciones europeas, pagado con dinero público. Ahora entiendo el que el anterior Plenario fuese convocado en Laujar, patria chica de Almudena Morales, alcaldesa del municipio y una de las autoridades del IEA, el 13 de mayo de 2023, unos días antes de las elecciones municipales que se celebraron el 28 de mayo de 2023 y en la que la mencionada política fue reelegida.
En uno y otro Plenario, las autoridades se vanagloriaron de que el IEA es el mejor centro de estudios locales de España, ante lo cual no puedo dejar de pensar que, entonces, qué poco nivel deben tener los demás. Lo que sí parece claro es que el IEA es uno de los que más dinero se gastan, si no el que más. Y entonces lo oportuno es preguntarse si se invierte bien el dinero público. Personalmente, creo que no. Por lo pronto se hace con gran opacidad, opacidad que estoy tratando de que acabe, pues debemos ser conscientes de que es dinero de todos los almerienses el que gestiona. A tenor de lo que voy comprobando se gasta para provecho de un pequeño círculo de acólitos, amiguetes que quieren guisárselo y comérselo ellos mismos. La prueba evidente es el gran proyecto ya convertido en realidad de la Historia de Almería en el que vengo denunciando, y así lo hice en el Plenario, el que no importe el contenido, lleno de repeticiones y falsedades históricas. Lo tengo bien documentado en el volumen II dedicado a la época andalusí en el que se censuraron mis textos y se vetaron a prestigiosos investigadores de la talla de Patrice Cressier por supuestas enemistades con amiguetes de los amiguetes que dominan el IEA.
Desde hace un tiempo trato de denunciar el que a ese círculo cerrado se les paga con dinero libre de impuestos, con una retención mínima del 2% a la que obliga la Agencia Tributaria y creo que no aparece en el portal de transparencia. Desde aquí pido, y también a través del portal de transparencia, desde el que no se ha contestado a mis últimas peticiones de información, que se haga público a quienes se les paga desde el IEA con esa retención mínima del 2% pues es a ellos a quienes se les abona cantidades exentas de tributación, y cuáles son las cantidades que se les han pagado. Debería ser un escándalo el que haya dos tipos de pago a los colaboradores: uno que tributa y otro libre de impuestos. ¿Quién decidió hacerlo así y por qué razón?
Otra evidencia de que importa poco la calidad en el IEA, sino que lo que prima es aparentar que se tiene calidad, es el Diccionario Biográfico de Almería (DBA) en el que inicialmente se incluyeron solo a 15 figuras de la época andalusí, obviándose a grandes figuras y, en general, siendo pésimamente tratados, hasta el punto de que se diga que el célebre al-Mutásim nació en Almería en 1037, es decir antes de que sus padres se establecieran en la ciudad. ¡Como en el chascarrillo de Gila de que él nació en su casa cuando su madre había salido y al volver le dijo que fuese la última vez que naciese solo! Esto es solo un botón de muestra. Lo curioso del caso es que durante el mandato de Francisco Alonso, con más luces que sombras desde mi punto de vista, se me encargó una auditoría para ese DBA, aparte de un buen número de biografías de andalusíes para subsanar las grandes lagunas, pues no se había incluido siquiera al fundador de Almería como ciudad en su calidad de almirante y gobernador de este territorio, Muhámmad Ibn Rumahis. Esto último lo hice, a falta de que se le encargara a Fernando Velázquez Basanta 15 biografías que están aprobadas desde hace años pero que, a día de hoy, aún no se le han encargado. En relación con las correcciones necesarias a realizar, aún no se han introducido y se siguen manteniendo, por tanto, los graves errores.
En el caso del volumen II de la Historia de Almería, contiene numerosos errores, repeticiones y lagunas, por una pésima coordinación de Alfonso Ruiz, Pedro Martínez, Bienvenido Marzo y Julián Pablo Díaz. El olvido de incluir uno de los textos encargados, provocó que pararan la impresión y se volviera a reeditar el volumen. No detuvieron la venta, sabiendo que estaban engañando a quienes compraron el volumen entonces.
El actual director del IEA, Mario Pulido, con más sombras que luces, se puso en contacto conmigo para que -cito textualmente- les hiciera llegar “las erratas” que hubiera detectado, a lo que le contesté explicándole que, evidentemente, están muy mal asesorados por lo que a la época andalusí se refiere pues no se trata de erratas sino de errores muy clamorosos. En cuanto a las condiciones que me ofrecían para que unos desconsiderados se aprovecharan vilmente de mi trabajo sin dejar constancia de las correcciones que haría, le pedía que ofrecieran unas clausulas garantistas que reconocieran mi labor y que no me tomaran el pelo como hicieron en mi colaboración en el volumen en la que llegaron a censurar algunos de mis textos. Por otra parte, le solicité que no volvieran a censurar esos textos en la nueva edición. Ningún caso hizo el Sr. Pulido, de forma que el nuevo volumen se mantiene con mis textos censurados y con numerosísimos errores. Ni siquiera se han corregido los que en algunos artículos en la prensa había puesto de ejemplo o los que podían haber subsanado leyendo mi libro Almería, base naval, económica y cultural de al-Andalus, publicado con anterioridad. Es tal la prepotencia con la que actúan y la ignorancia de la que hacen gala que les da igual que la obra contenga errores. Lo único que les importa es que parezca de buena calidad, para lo cual gastan ingentes cantidades de dinero en una costosa edición. Está pendiente también la contestación de cuánto ha costado la primera edición y la reimpresión del segundo volumen, así como el dinero total que han cobrado los coordinadores de los 5 volúmenes y si son libres de impuestos, como sostengo. Inicialmente había algún coordinador más que decidió abandonar ante el planteamiento y las claras motivaciones interesadas que movían al resto.
Por las muchas razones que expondré en un próximo libro que tratará de deshacer el entuerto creado, rogué que se les retire el escudo de oro que se les otorgó en el anterior plenario a los coordinadores de la Historia de Almería. En aquel plenario ya hice constar la precipitada decisión tomada por el Presidente del IEA.
No siempre los cargos dentro del IEA han respondido a decisiones políticas impuestas desde arriba, sino que hubo un tiempo en que los Jefes de los diferentes Departamentos eran elegidos en el seno de cada ámbito por y entre sus miembros, de un modo más democrático, transparente e independiente, pero ya se sabe que los políticos prefieren hacer uso y abuso de lo público en beneficio de sus intereses particulares o de partido. ¿Hasta cuándo? Hasta que dejemos de permitírselo los ciudadanos.