El partido político Unidas Podemos ha lanzado una propuesta como mínimo rocambolesca, se trata de la creación de “Precios Justos”, una cadena pública de supermercados para luchar contra el oligopolio alimentario. Esta propuesta va en consonancia con otras del mismo calibre, lanzadas por el mismo partido, dentro de un programa que se podría definir como “ponga una empresa estatal en cada sector estratégico”, energía, alimentación, inmobiliario, financiero, farmacéutico, etc.
En el supuesto caso que nos encontremos ante una situación de oligopolio en el mercado alimentario, algo que no considero que sea así, lo que esta propuesta pretende solucionar, generaría un problema de gran calibre.
La propuesta que se nos presenta, nos conduciría sin remisión a una situación de oligopolio incluso de monopolio. Si como manifiesta este partido está en contra de una situación de concentración de poder en pocas empresas dentro de este mercado, no tiene mucho sentido que impulse una iniciativa pública, para influir de forma determinante en dicho mercado. Cómo llamamos a esto, oligopolio por decreto?
El sistema del oligopolio debilita la economía, es algo que debería saber este partido, que ha tenido responsabilidades de gobierno en España. Y ello sucede porque impide y desmotiva la competencia así como el ingreso de nuevos inversores en el mercado.
Para favorecer a los ciudadanos y su capacidad de consumo lo que se debe hacer es aumentar la competencia, es decir lo que un gobierno preocupado por el poder adquisitivo de sus ciudadanos debería proponer, son medidas para que se introduzcan muchas más compañías en dicho mercado, de modo que la competencia produzca el consiguiente beneficio para el consumidor.
Porque sí sin duda, se debe favorecer muco más la competencia en nuestros mercados, en todos, y por lo tanto las medidas que se deberían proponer son radicalmente contrarias a las expuestas en esta “ocurrencia”. Se debería limitar la integración en una misma empresa, a partir de cierto tamaño, de las actividades de producción, distribución y comercialización. Y limitar la concentración en una misma empresa de un porcentaje determinado de activos de dichas actividades, que le convierta en dominante del mercado, limitando la libertad y la competencia.
Comprendo que son medidas liberales que usted no compartirá, lo respeto por supuesto, pero sí me gustaría que los partidos que se autoproclaman liberales, aunque algunos de ellos solo se postulen como liberales en el aspecto económico, pusieran sobre la mesa estas medidas con valentía. También sería deseable un pronunciamiento de la CNMC en este sentido.
La competencia no es sólo la base de la protección del consumidor, sino que es además el incentivo para el progreso. Y su falta produce ineficiencia. Estos conceptos contrastados a lo largo de la historia en diversos países, nunca hay que dejar de recordarlos y defenderlos desde posiciones liberales.
Y como siempre recomiendo, debemos volver a los clásicos como Milton Friedman, “la virtud del capitalismo de libre empresa, es poner a un empresario frente a otro, y ese el método más efectivo de control”.
El liberalismo sigue siendo una revolucíón aún pendiente en nuestro país.