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Puigdemont, la Justicia termina llegando
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(Foto: malasombra)

Puigdemont, la Justicia termina llegando

Por Rafael Leopoldo Aguilera
sábado 10 de agosto de 2024, 09:51h

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Vaya mes de agosto entre olas de calor climático y político. Lo acontecido en el día de ayer festividad de Santo Domingo de Guzmán en Barcelona da vergüenza, nos han humillado a todos los españoles con la permisividad de no hacer cumplir, a quienes les corresponde ser garantes del ordenamiento jurídico, el mandato del Poder Judicial y darse a la fuga por segunda vez, antes sucedió en el año 2017.

El expresidente Puigdemont, prófugo de la Justicia que venía para hacer no sé qué cosa en la investidura del exministro sanitario, el que tenía una comisión de expertos durante la pandemia de la Covid, Salvador Illa como Presidente de la Generalidad de Cataluña, una de las 17 comunidades autónomas de España junto con las ciudades autónoma de Ceuta y Melilla, tras un quiebro de cintura arropado por fieles seguidores y autoridades públicas desapareció de forma etérea de la ciudad Condal.

Entre traidores y cobardes anda el juego de la oca, y por ello el Tribunal Supremo con rectitud procesal y procedimental ha mantenido en vigor y que se ejecutase la orden de detención contra Carles Puigdemont en caso de entrar en territorio nacional. Efectivamente, el Tribunal Supremo cumplió con sus obligaciones. Vaya para el Tribunal Supremo antes, ahora y siempre nuestro testimonio de respeto y consideración.

Lo que no imaginábamos fue el espectáculo teatral que tuvimos que ver ayer, con un discurso en público del propio Puigdemont, televisado por todos los medios, para después “desaparecer” y poder escapar de los Mozos de Escuadra, grandes profesionales, pero dirigidos tácitamente en sus funciones de policía judicial por órganos políticos sectarios.

Unos Mozos que activaron la “operación jaula” después de que Puigdemont desapareciese, regalándole todo el tiempo del mundo para su huída, riéndose de España y de todos los españoles.

En un país en el que el Estado castiga sin piedad incluso a quien no tira al contenedor las cajas de cartón, parece claro que desde el poder no se quiso detener a Puigdemont y que se le dejó ir y venir con impunidad.

Pero no toda la culpa es de los Mozos de Escuadra, como ha intentado algunos responsables políticos del PSOE hacernos ver. Incluso, lo mismo demasiado hicieron los Mozos de Escuadra, ya que es muy complicado en un Cuerpo jerarquizado no cumplir con las órdenes dadas reglamentariamente ante el temor a la instrucción de expedientes disciplinarios por desacato o desobediencia y la suspensión de empleo y sueldo. Pero la responsabilidad final es del ministerio del Interior y del Gobierno de la Nación, una clara negligencia en la aparición y fuga de un prófugo de la Justicia que anunció que iba a venir y que se paseó como un turista por el centro de Barcelona ¡y dio un discurso en un atril que es una afrenta a España! Esto no se puede permitir bajo el equivocado paraguas de los sentires democráticos.

La sociedad civil debe de tomar conciencia e iniciativa y llevar ante los jueces a quienes se saltan las leyes con la connivencia de políticos corruptos e ineptos, que actúan con mala fe. España más que nunca necesita patriotas que defiendan la ley, a España y cumplan con su trabajo, para que estas acciones ignominiosas frente al Estado y la Nación no queden impunes y respondan ante la Justicia todos los culpables, caiga quien caiga. ¡Ni un paso atrás!

El Tribunal Supremo, que lleva siete años persiguiendo al líder separatista y vio como ayer le dejaban escapar, sabe que tiene el apoyo de la mayoría de españoles para sentar en el banquillo a los responsables de este fracaso por culpa de las injerencias políticas de obstaculizar al orden jurisdiccional.

La Justicia puede ser lenta por culpa de estos mismos políticos endiosados de poder democrático totalitario que la entorpecen pero al final llega y con ella el presidio. Y llegará la Justicia para otras muchas cuestiones que, al día de la fecha, están poniendo en jaque la propia convivencia de españoles y la Historia de España. Paz y Bien.