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Qué hacer con la antigua estación

Por Rafael M. Martos
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lunes 05 de abril de 2021, 15:24h

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No tengo ni idea de fútbol, pero me permito usar a modo de símil algo que he escuchado mucho a quienes saben… o dicen saber, y es que cada españolito lleva dentro un seleccionador. En el caso de Almería, cada almeriense lleva dentro una idea de cuál debe ser el uso futuro de la antigua estación del ferrocarril, esos 128 años de historia que lucen esplendorosamente rehabilitados al fin.

Sí, yo también tengo mi opinión sobre para qué debería utilizarse este edificio modernista y singular que dejó de funcionar hace más de dos décadas, pero es la mía, y lo que preocupa es la de quienes tienen en sus manos la decisión final.

Proponía Miguel Cazorla (Ciudadanos) una consulta popular sobre a qué dedicarla, y contó con el respaldo del Partido Popular –que gobierna la ciudad, que no es poco- y del PSOE –que gobierna el Estado y controla por tanto ADIF, que es la propietaria de la estación, y que tampoco es poco-.

Y a todo esto, la Mesa del Ferrocarril se quejaba de que ellos ya habían hecho una consulta popular, en la que los participantes decidieron que su uso fuese ferroviario.

Lo sorprendente es que todos estos seleccionadores no tienen ni equipo, porque tal como ya contamos, en su visita a Almería, el ministro José Luis Ábalos, no dijo ni una palabra sobre qué piensa hacer con la estación, si se la quedará ADIF o la cederá al Ayuntamiento, ni qué futuro le espera en el primer caso, ni en qué condiciones sería lo segundo. Por tanto, es hablar por hablar.

La propuesta de Ciudadanos establecía esa salvaguardia, la de consultar cuando ya se sepa las condiciones de la cesión, en caso de producirse, por tanto, es un asunto que ahora no toca y carece de sentido meterlo en el debate público. Pero es que la respuesta del PP que dio Ana Martínez Labella no se quedaba atrás, porque tras apoyar la iniciativa que incluía reclamar su declaración como Bien de Interés Cultural, afirmaba que la consulta estaba deslegitimada precisamente por no saber el desenlace administrativo.

No menos curioso es el caso del PSOE, que tuvo a su ministro aquí, posando junto a ellos, y tras votar a favor de la consulta popular, ahora dicen que el alcalde debe preguntar al Ministerio qué va a hacer con la estación, porque si no, carecería de sentido preguntar a los ciudadanos. Vaya, ellos al parecer no tuvieron tiempo de hacerlo solo unos días antes… se trata, es evidente, de señalar ahora al alcalde, que si no pregunta, que si no tiene interés en el tema… en fin, desviar la atención de quien tiene la última palabra.

Y luego está la Mesa del Ferrocarril, que no deja de ser eso, un colectivo de colectivos que no se representan más que a sí mismo, lo que está muy bien, pero ya está. Considerar por tanto que una consulta realizada por la Mesa es de obligado cumplimiento es una atrevimiento bastante absurdo, cuando incluso las consultas que ha hecho el Ayuntamiento en los últimos tiempo han sido tachadas de poco transparentes incluso siendo sus fines de escasa importancia.

Pero por encima de todo está la realidad, que choca con lo resuelto en aquella consulta, y fue que se le diera un uso ferroviario. La realidad está ya aprobada oficialmente y establece que habrá una calle separando la antigua estación de la Intermodal, por lo que no será apeadero de pasajeros, y si ahí se vendieran los billetes, sería quizá la primera del mundo en que hubiese que cruzar de acera a acera para tomar el tren, o se podría hacer un pasadizo subterráneo… destrozando la mitad del suelo del inmueble.

Hasta aquí parecería que la ciudad de Almería y sus ciudadanos –sus representantes- no tienen más opción que cruzar los brazos y esperar la decisión soberana del señor Ábalos, para posteriormente hacer sus propios planes, pero bien podría ser al revés. Nada impide que Almería, con sus representantes a la cabeza, llegara a Madrid con un proyecto claro y concreto de qué quiere hacer con la antigua estación, y en qué condiciones quiere que se la ceda ADIF… y a partir de ahí negociar… y no estar esperando a ver qué piensa el señorito.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"