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Quique González y la magia de su cancionero emocionan al público de Almería

Quique González y la magia de su cancionero emocionan al público de Almería

domingo 09 de febrero de 2020, 19:40h

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El Auditorio Municipal Maestro Padilla fue escala anoche de la gira de presentación de ‘Las Palabras Vividas’, el disco con letras de Luis García Montero, que sirvió de excusa para repasar toda su discografía



Hay un tipo de alquimia en la música, que no está carente de capacidad innata y otra importante dosis de ingredientes desconocidos, que hace que lo complejo parezca sencillo. Difícil es conseguir, en estos tiempos, que el público asistente contenga la respiración en silencio con cada una de las canciones. Complicado es que el sonido de tu banda no se resienta lo más mínimo pese a contar con un componente reciente y otro suplente por imprevistos de última hora con el titular. Arduo es que un concierto acústico tenga unos cénit de elegante pulsión rockera y hercúleo es hacer que los asistentes sientan todo el dolor, el placer, la nostalgia y el desencanto en todos y cada uno de los temas.

El autor madrileño Quique González consiguió todo eso en la parada que su gira ‘Las Palabras Vividas’ realizó anoche en el Auditorio Municipal Maestro Padilla, en el marco de la programación de Invierno del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería. Un álbum, que cuenta con letras del poeta y escritor Luis García Montero y que sirvió de excusa para viajar por todos y cada uno de los discos de estudio de Quique González.

Una generosa propuesta cimentada en una sobria pero cálida escenografía, con pájaros de papel sobrevolando las tablas del Auditorio, diseño de Silvia Fernández Ramos, candiles en el suelo, iluminación de Rafael Carvajal, y mucho olor y calor a madera.

Arropado por Toni Brunet a las guitarras eléctricas, acústicas y española, Edu Olmedo a la batería y percusiones y ese alter ego compositivo en el que se ha convertido en los últimos diez años el inabarcable César Pop, el quinteto de músicos se completó anoche con Héctor Rojo al bajo y contrabajo, reciente de Coque Malla o Depedro, y Nacho Mur, guitarrista de La Maravillosa Orquesta del Alcohol, en el relevo de urgencia a Diego Galaz.

Solo con los dos primeros acordes de ‘Bienvenida’, canción dedicada a Nora, su hija, Quique González ejerció de faro para la travesía que acababa de comenzar. ‘Canción Con Orquesta’ y ‘El Pasajero’ completaron el arranque basado en su última entrega discográfica, que desvela también la capacidad interpretativa del madrileño y también realza el valor artístico de otra compleja consecución. El que pueda cantar, por primera vez, una colección de canciones que no son de su autoría y sentirlas como si fueran propias.

Sea por ese logro y por realizar un loable contraste con su enérgica gira anterior, más eléctrica y que le devolvió a carteles de festivales, en todo el concierto destacó la intensidad de sus interpretaciones. Porque de Quique se ha elogiado siempre sus textos, su capacidad como autor y creador de canciones, pero en esta gira refuerza sus dotes como cantador de historias.

Tras la adaptación de la poderosa ‘Sangre En El Marcador’, González viajaría a dos temas de ‘Kamikazes Enamorados’, como ‘Palomas En La Quinta’ y su rítmica urbana, y ‘Polvo En El Aire’, con una excelente y valiente coda vocal. Otro de los álbumes con significativa presencia fue ‘Daiquiri Blues’. ‘Su Día Libre’ sirvió para recordar a García Montero y “su cita con las palabras”, mientras que sorprendió la inclusión de la taciturna ‘Anoche Estuvo Aquí’. Entre ellas, nos invitarían a la ‘Fiesta De La Luna Llena’.

La segunda visita a ‘Las Palabras Vividas’ se haría con otros dos buques insignia, ‘Todo Se Acaba’, con otra estructura narrativa por capas: agosto, el tiempo y el alma se terminan, con querencia mediterránea, y ‘La Nave De Los Locos’, con hechuras de single y tintes que van de la soledad a lo coral.

Alcanzado el ecuador del concierto, Quique fue generoso con el resto del repertorio, incorporando muchos de los temas que incluiría la mayoría de seguidores, como ‘La Luna Debajo del Brazo’. Con ‘Orquídeas’ se atrevieron a un nuevo arreglo con respecto a cómo la vienen haciendo en la gira y también habría una sorpresa más con la recuperación de ‘Los Desperfectos’, del algo incomprendido ‘Avería y Redención’. La historia de madrugada de ‘Dallas-Memphis’ preludió “el germen de lo que es este disco con Luis García Montero”, la canción ‘Aunque Tú No Lo Sepas’, que quise compuso para Enrique Urquijo a partir de un poema del poeta granadino.

Con esa magia impregnando ya todo el ambiente, Quique González compartiría que terminó de componer ‘La Casa De Mis Padres’ en dos días en la Cala del Plomo, mientras que el primero de los cierres llegaría, como señal de gratitud a los seguidores que viajan para verle en el ‘Y Los Conserjes De Noche’. Para los bises, todavía quedaría el single ‘Clase Media’ y el recorrido a pie de playa de ‘Salitre’. Con el público puesto en pie, todavía llegaría la última fiesta final, con la infalible ‘Vidas Cruzadas’.

Dos horas de magia y sobrecogimiento que confirman, por enésima vez, a Quique como uno de los grandes.
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