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Reconocimiento (ahora) del Estado de Palestina
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Reconocimiento (ahora) del Estado de Palestina

Por Rafael M. Martos
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viernes 24 de mayo de 2024, 09:12h

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El reconocimiento del Estado palestino por parte de España, bajo la presidencia de Pedro Sánchez, ilustra la compleja interacción entre política exterior y maniobras internas. A veces de un modo bastante burdo, pero es lo que da la mata.

Desde su ascenso al poder en 2018, Pedro Sánchez ha tenido la oportunidad de cumplir con el mandato del Congreso de los Diputados de reconocer al Estado palestino, un mandato que se remonta a una resolución aprobada en 2014 con el apoyo casi unánime del arco parlamentario, bajo un gobierno del Partido Popular, que incluso en su programa electoral llevaba la solución de los dos estados. Sin embargo, Sánchez ha postergado esta acción hasta ahora, un momento en que el movimiento de resistencia islámico Hamas controla la franja de Gaza con mano de hierro, y ha cometido uno de sus actos terroristas más atroces. Hacer ese reconocimiento en este momento ha suscitado especulaciones sobre un posible blanqueamiento del terrorismo por parte del presidente español, básicamente porque esta decisión no tiene efectos prácticos reales, más allá del apoyo moral, un apoyo moral que rápidamente se ha atribuido Hamas.

La reacción de ciertos partidos políticos y sectores de la sociedad ante este reconocimiento provoca cierta sorpresa, especialmente cuando se cuestiona la legitimidad de una decisión que supone un respaldado a la resolución de Naciones Unidas de 1948. La creación de dos Estados, Israel y Palestina, fue una iniciativa de la ONU a la que España, al reconocer al Estado palestino, simplemente se suma a la mayoría de los países miembros que ya lo han hecho. De los 193 países de la ONU, 144 reconocen al Estado de Palestina, lo que deja a España en compañía de una mayoría sustancial y no en una posición minoritaria. Que no estén Alemania, o Estados Unidos no deja de responder a sus propias claves políticas, que no debería marcar las nuestras.

Por tanto sí, sí que mayoritariamente la ciudadanía española apoya la existencia de dos Estados, el israelí, y el palestino, porque así lo confirmó en Congreso en 2014; y no, la posición de España no es excepcional, es la del 75% de los países del mundo.

Sin embargo, el momento elegido por Sánchez para este reconocimiento no parece ser fortuito. Se plantea la hipótesis de que este acto podría ser una cortina de humo para desviar la atención de las controversias que rodean a su esposa y las acusaciones de tráfico de influencia que pesan sobre la pareja presidencial, que él -hombre profundamente enamorado- ha convertido en institución del Estado. Este movimiento estratégico pone en duda las verdaderas intenciones de Sánchez y sugiere que su principal preocupación podría ser la autopreservación política en lugar del bienestar de su cónyuge -sus cinco días de reflexión la pusieron a ella en la portada de medios de comunicación de todo el mundo como la "esposa corrupta"- o la justicia para el pueblo palestino -ha tenido cinco años para hacerlo, pero no lo hizo a pesar de las peticiones de Podemos y de Sumar-.

Además, el reconocimiento del Estado palestino en un momento de violencia extrema y cuando está siendo víctima de un genocidio implica una serie de interrogantes éticas y prácticas. ¿Qué significa reconocer un Estado cuyas fronteras están en disputa y que está bajo el control de una organización considerada terrorista? ¿Es este reconocimiento un aval a un territorio devastado y sin una estructura estatal clara?

¿No habría sido más positivo buscar fórmulas para que el Estado de Israel desista de cometer un genocidio como el que está perpetrando? ¿No sería más positivo negociar un alto el fuego, una tregua, una reconstrucción... y establecer los cauces para que los palestinos accediesen a la democracia?

En última instancia, incluso quienes somos firmes defensores del reconocimiento del Estado de Palestina debemos plantearnos el gran dilema de qué es lo que realmente se está reconociendo en estos momentos, y valorar si ésto ayuda a solucionar la crisis humanitaria que se está viviendo en Gaza, o lo empeorará.

Solo si hay palestinos vivos, el reconocimiento del Estado de Palestina tendrá sentido. Y ahí es donde deberían dirigirse todos los esfuerzos antes de que Benjamín Netanyahu los extermine.

El reconocimiento del Estado palestino por parte de España, lejos de ser un acto meramente diplomático, se ha convertido en un asunto de cálculo estratégico al servicio exclusivo del interés político del presidente.

La decisión de Pedro Sánchez de proceder con este reconocimiento en un momento tan delicado revela las tensiones y desafíos que enfrenta la política exterior en un mundo cada vez más interconectado. Mientras que el reconocimiento de un Estado debería ser un paso hacia la paz y la estabilidad, en este caso, parece estar envuelto en una maraña de intereses personales y políticos que trascienden las fronteras de la ética y la responsabilidad internacional.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y la novela "Todo por la patria"