En un mundo donde la memoria colectiva parece tener la duración de un tweet, el caso de Tito Berni se desvanece en el aire como el humo de un cigarrillo en una terraza almeriense antes de la prohibición definitiva y anhelada. Pero el efímero fantasma de la política, Indalecio Gutiérrez, que se desvaneció tras su presunta implicación en aquel caso que ya parece olvidado mediáticamente -solo mediáticamente, porque lo que entra en juzgado, acaba saliendo de alguna manera- reapareció en el acto del 28 de Febrero montado por el PSOE de la capital, del que es secretario de Organización.
El caso Koldo está pisándole los talones al caso Tito Berni, y en este fin de semana reflexivo que estoy teniendo, me pregunto por las coincidencias entre ambas tramas. Está las comisiones ilegales generadas por el aprovechamiento ilícito de la posición política propia y/o del entorno, y sí, la cocaína, la prostitución, y todo ello enmarcado en la cutrez más exclusiva. Desde el flotador de Luis Roldán en calzoncillos, hasta los WhatsApp de "No, no ha sido alcohol, han sido putas" del hombre "sin vida" de José Luis Ábalos, pasando por la mesa de las rayas blancas y la celebración del Día Internacional contra la Explotación Sexual de Mujeres y Niños en un burdel capitalino.
Indalecio sigue firme en su puesto, como si las sillas de la agrupación local fueran de esas que se pegan al trasero y no hay manera de despegarse. Y mientras tanto, Fernando Martínez, el secretario de Estado de Memoria Democrática, parece estar más preocupado por ganar una guerra del pasado, que por ganar las elecciones del futuro en Almería.
Así que, aquí estamos, esperando a que uno de los susurradores de Pedro Sánchez decida que es hora de hacer cambios, porque a veces da la impresión de que los socialistas de Almería viven bien en la oposición, y sus batallas son más por estar en la lista electoral que por ganar las elecciones municipales.
La reaparición de Indalecio Gutiérrez es lo que me ha hecho recodar el caso Tito Berni, y preguntarme que si el PSOE le apartó del Congreso por este motivo, por qué no considerá oportuno hacerlo del máximo órgano que les agrupa en la capital almeriense.
Si Fernando Martínez se dejara, se lo preguntaría.