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Regeneración democrática “orgánica”
(Foto: malasombra)

Regeneración democrática “orgánica”

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
miércoles 24 de julio de 2024, 10:24h

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Después de ver y oír sobre el “paquete de calidad democrática”, que ahora se denomina «regeneración democrática», he de reconocer que no tengo puñetera idea de las líneas directrices y el propósito. No sé qué pretende arreglar; qué pretende innovar; qué aporta que no existiese anteriormente… Esto me recuerda cuando alguien preguntaba sobre el Movimiento Nacional.

-Oye, ¿qué es eso del Movimiento Nacional?

-Pues mira, no sé; pero ponte enfrente y ya verás como te enteras enseguida.

Algo así podría suceder con la Regeneración Democrática. No hay nada claro, no hay normas definidas, límites o permisividad reglada; pero aquellos que osen ponerse enfrente se enterarán de sus efectos, con la respectiva contundencia y consecuencia. O sea, que sigue vigente la pregunta y la respuesta: ¿qué es la Regeneración Democrática? Pues, no sé; pero ponte enfrente y sentirás sus efectos. En definitiva, siempre que se utiliza el nombre la democracia en vano, surgen problemas.

Cuando la República Democrática Alemana (RDA), ni era república, ni era democrática, ni era alemana: eran dictadores y criminales soviéticos. Otro caso igualmente lacerante es la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte). Y qué decir de la República Democrática del Congo, República Democrática Centroafricana, República Popular China y las repúblicas revolucionarias, libertarias, populares y democráticas, cuyos dictadores criminales comunistas dicen ser ejemplo de progresismo, libertad y la envidia de “rancias y decadentes monarquías sucesorias” como España, Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Países Bajos… en fin.

Otro caso de manoseo del concepto «democracia» es el utilizado por el franquismo: Democracia Orgánica. Esta forma de democracia era todo lo contrario al concepto prístino de la Democracia -con mayúscula-. La democracia franquista era una “pseudodemocracia” contraria al sufragio universal, ideas progresistas y liberales, participación parlamentaria y, también, contraria a partidos políticos que no se ajustasen al ámbito del Movimiento Nacional: familia, municipio y sindicato vertical.

Así como le obsesionaba a Franco aquella conspiración judeo-masónica, ahora ha tornado en la Conspiración del Fango y el Bulo. La amenaza real, tangible, creciente y destructiva es una cosa llamada Máquina del Fango. Esta figura orwelliana -dicen- propala bulos, insidias, calumnias y ofensas. Se inventan delitos falaces con recortes de noticias falsas de medios de comunicación desafectos, y no se sabe cómo (lawfare) terminan en los juzgados con investigaciones/imputaciones. Y, además, aparecen unos titulares muy malotes en medios de comunicación nacionales e internacionales, que ahora se ordena llamar pseudomedios, tabloides digitales y libelos de una antidemocrática “bulocracia” destructiva.

El llamado cuarto poder (periodismo) ha perdido su ordinal. Ya no se sabe si existe el tercer poder, al quedar devaluado o deglutido por el Legislativo y el Ejecutivo. La singularidad cualitativa del Legislativo obliga al Ejecutivo a las alianzas aliñadas con artera vileza para continuar en el poder sea como sea y a costa de lo que sea.

El cuarto poder (medios de comunicación) se concibió como un contrapoder que defendiese a los ciudadanos de los excesos y las injusticias cometidas por un poder político que, en verdadera democracia, ha de estar al servicio del pueblo y el bien común. Ahora, lejos de ejercer esa noble y necesaria labor, el periodismo es perseguido por esta “Regeneración Democrática”. Y este remedo de otros tiempos no es otra cosa que la recuperación de la casta, la caspa, el privilegio, la corrupción y la secta perniciosa.

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV