El portavoz adjunto del grupo parlamentario VOX en Andalucía, Rodrigo Alonso, ha sido el encargado de defender la enmienda a la totalidad que VOX registró esta semana al proyecto de Ley de Economía Circular presentado por el Gobierno del Partido Popular y Ciudadanos. Alonso comenzó aludiendo a la “mofa” que ayer realizó el presidente Moreno Bonilla sobre la posición de VOX de considerar este proyecto un calco de la Agenda 2030. A juicio del diputado almeriense “nos importa que mienta y se burle de los que sufren las consecuencias directas de la Agenda 2030” y “ya que a este Gobierno le parece un detalle insignificante, vamos a explicarlo nosotros porque la gente tiene que conocerlo”.
Los ODS que teme Vox
Fin de la Pobreza.
Hambre Cero.
Salud y Bienestar.
Educación de Calidad.
Igualdad de Género.
Agua Limpia y Saneamiento.
Energía Asequible y No Contaminante.
Trabajo Decente y Crecimiento Económico.
Producción y Consumo Responsables.
Acción por el Clima.
Vida submarina.
Vida de ecosistemas terrestres.
Paz, justicia e instituciones sólidas.
Alianza para lograr los objetivos.
Hecha la introducción, Alonso ha empleado su intervención para explicar las consecuencias de esta “agenda diseñada por las élites globalistas”. En primer lugar el portavoz adjunto de VOX ha recordado que la Agenda 2030, en la que se basa la Ley de Economía Circular, ha sido diseñada por “el foro económico mundial cuyo invitado estrella en los dos últimos años ha sido Xi Jinping, el presidente comunista de China, con quien el PP tiene firmado un acuerdo”. Además, en España el responsable de dicha agenda es “Enrique Santiago Romero, secretario general del Partido Comunista en España y abogado de las FARC”.
Dicho esto, Alonso ha explicado que “según el propio Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, dicho documento se trata de un nuevo contrato social, un contrato de adhesión que no ha sido negociado con los dueños de la soberanía nacional, el pueblo”. Por eso, el proyecto de Ley que se debatía en el Parlamento, “define la
«economía de la funcionalidad» como la «cultura de consumo basado en el pago por uso de un bien o servicio, y no en la propiedad del mismo»”, considerado este aspecto por VOX como “uno de los dictados marcados por el Foro de Davos donde se articula la idea de que el ciudadano en 2030 «no tendrá nada y será feliz»”. En resumen, “el mismo ataque comunista de siempre contra las libertades y la propiedad privada”, advirtió Alonso.
El portavoz adjunto de VOX también denunció como “un concepto preocupante que recoge la ley”, “el análisis del ciclo de vida, de las distintas actividades, productos, obras o servicios”. El motivo es que “va a quedar sujeto a expensas de lo que decidan estas oligarquías globalistas y los políticos de turno en base a lo que imponen estos objetivos de demolición social”. En este sentido Alonso recordó la polémica suscitada con las palabras del ministro Garzón ya que “en el momento que se decida que el ciclo de vida del sector cárnico en España se ha acabado, pues eliminarán el sector ganadero tal y como lo conocemos”.
Alonso también explicó a la cámara como “la religión climática destruye nuestra soberanía industrial, energética, alimentaria e incluso el fomento de la natalidad y el relevo generacional”, recordando como “el plan de natalidad para España se basa en la inmigración”.
El diputado almeriense empleó su parte final del discurso para explicar el concepto “de la granja a la mesa”, considerada una “herramienta de la economía circular” y que “forma parte del pacto verde europeo”. Sin embargo, explicó Alonso, “esa granja está en Sudáfrica y no en Valencia. Está en Marruecos y no en Almería. Y todo ello gracias a la Agenda 2030”. También aludió al problema que ya se vive en España con el asunto de la energía. “El precio de la luz marca máximos históricos diarios, mientras se desmantela la térmica de carboneras para después comprarle la energía a las térmicas de Marruecos”.
Por todo ello, Alonso acusó a los demás grupos parlamentarios de presumir de “Agenda 2030, mientras la agricultura y la ganadería están heridas de muerte por la competencia desleal, y se les demoniza porque dicen que contamina. Los autónomos están con la soga al cuello y considerados terroristas climáticos por llevar una furgoneta de 10 años. Y el tejido industrial se va de España porque no puede soportar los costes de producción”. Como conclusión, “el resultado es la pérdida total de soberanía, mientras los trabajadores de España se encuentran en el paro, la miseria y la ruina".