En un giro totalmente inesperado y absolutamente impredecible, Vladimir Putin ha ganado las elecciones presidenciales rusas con un modesto 87,8% de los votos. ¡Qué sorpresa! ¡El mejor resultado de las cinco veces en que ha ganado! En una carrera electoral donde su competencia más cercana era, bueno, inexistente, el resultado ha sido, contra todo pronóstico, a su favor.
La participación ciudadana en estas elecciones fue notable, superando el 70%, lo que incluyó tanto votos telemáticos como electrónicos, una cifra que superó la participación registrada en los comicios de 2018. ¡Qué tendrá la tecnología, oiga!
“Putin, el candidato del pueblo”, podrían titular los periódicos, si es que el pueblo consistiera únicamente en una persona. Y es que, en un acto de generosidad sin precedentes, Putin ha decidido ahorrarle al país la molestia de tener que elegir entre múltiples candidatos. Después de todo, ¿para qué complicar las cosas? La democracia es mucho más sencilla cuando se trata de un monólogo en lugar de un diálogo.
La alta participación electoral, la mayor desde 1991, ha sido atribuida a la guerra en Ucrania. Al parecer, nada motiva más a la gente a votar que una buena dosis de patriotismo, especialmente cuando está cuidadosamente orquestada desde arriba. Y si algo nos enseña la historia, es que la guerra siempre ha sido una excelente distracción de los asuntos internos. ¿Problemas económicos? ¿Corrupción? ¿Represión política? ¡Mira, una guerra!
Sin embargo, el panorama de la oposición fue desalentador, con líderes detenidos, exiliados y fallecidos, lo que dejó a la oposición descabezada y sin capacidad efectiva para enfrentarse a Putin en las urnas.
En contraste, en las Elecciones Presidenciales de 2018, Putin obtuvo un 76,7% de los votos, mientras que en las de 2012 ganó con un 63,6% de apoyo popular. En ambas ocasiones, la participación ciudadana fue significativa, superando el 67% y el 65% respectivamente.
Putin continuará en el Kremlin hasta 2030, consolidando su posición como líder indiscutible en Rusia. Las elecciones transcurrieron sin sorpresas, como cuando Franco hacía referendos, o desde Bulgaria enseñaban democracia al mundo con sus famosas "mayorías búlgaras", y es que en estas circunstancias cabe preguntarse por el valor de ese 13% de votantes que se han atrevido a no menter en la urna una papeleta con el nombre del padre de la madre Rusia.
Eso sí, en 2030, y con esta progresión, logrará el 100% de las papeletas.