Cuando Rafael Sanmartín, compañero en la lucha por Andalucía, me ofreció colaborar con este medio, no lo dudé un segundo, aunque, posteriormente, me cuestioné la decisión. ¿Qué hacía un occidental gaditano escribiendo en un medio oriental almeriense? ¿Qué conocimientos tenía para poder contribuir con algo medianamente interesante? ¿Qué podía aportar desde mi golfo atlántico al cabo de gata mediterráneo?
Luego me di cuenta de que los dos territorios tenían mucho en común. En esta Andalucía – la tierra rica de los hombres pobres, como ya nos decía Blas Infante – sufrimos el mismo amenazador vecino a tres olas de nuestras costas, recibimos visitantes en pateras sin compensación, ni política ni económica, alguna para poderlos atender adecuadamente, aguantamos tres bases nucleares extranjeras sin resarcimiento del poder central por sufrir este peligro bélico a nuestro lado, soportamos el único cementerio nuclear del país sin pestañear, padecemos las decisiones tomadas desde la metrópolis acumulando beneficios para los territorios norteños que dan problemas en detrimento del sur que lo soporta todo, toleramos la misma política de quien gobierna por ahí arriba y dispone el futuro de la colonia – por ejemplo, doña Úrsula y su pandilla han decidido convertirnos en las pilas recargables de Europa aprovechando nuestro maravilloso sol mientras ponen toda clase de trabas a los agricultores para convertir el territorio en un erial – entre tanto, los políticos locales nos hacen creer que luchamos contra el cambio climático; tardamos más del doble en comunicarnos entre nosotros que en acudir a cualquier gestión con la metrópolis central y hasta la sequía nos azota por igual, cuando se vacían los pantanos para que suba la luz. En resumen, hermanos en los efectos y primos en las consecuencias.
Destrozan nuestro litoral haciendo del vergel que significan nuestras costas una zona residencial para el cateto turismo barato europeo de sol, playas y alcohol, servilmente atendidos por criados, lacayos y kellys mal pagadas y peor tratadas. Dicen que faltan camareros para atender a tanto turista. ¡No van a faltar! Lo meritorio es el aguante que tienen algunos y algunas.
En ciertas zonas, por ejemplo, en la playa de la Barrosa en Chiclana, han destrozado un complejo sistema de dunas para hacer un complicado sistema de hoteles tipo pulseritas. Por ahí, habéis conseguido parar la construcción del Algarrobico y hasta es posible que logréis revertir el lugar en el paraíso natural que era anteriormente. Felicidades. En esta pelea nos diferenciamos un poquito, unos tragan y otros luchan. Qué le vamos a hacer, no vamos a ser iguales en todo.
No obstante, tenemos tanto en común que las derivaciones llegan hasta el deporte. Que el Almería desciende a segunda división, no hay problema, hermano, dice el Granada, yo me voy contigo; y el Cádiz da un paso más: no solamente me voy contigo, sino que te dejo disfrutar metiéndome seis goles en el último partido. A ver quién es capaz de decir que no existe solidaridad entre el deporte andaluz. Esperemos que la próxima temporada se pongan de nuevo los tres de acuerdo para regresar al lugar donde les corresponde.
En fin, después de haber encontrado tanta igualdad y solidaridad entre el oriente y el occidente andaluz creo que tengo material para, de vez en cuando, hablar sobre el sur del sur. Si mi cabeza encuentra la manera de coordinarlo todo, me encontrarán protestando, digo, escribiendo, en este medio, aunque sea de tarde en tarde.
Desde las tierras tartésicas hasta el territorio de la cultura argárica, ¡un abrazo, hermanos!