El soterramiento de las vías del tren no es solo una obra de infraestructura, es un proyecto que redefinirá la relación de la ciudad con su entorno. Con más de 200 millones de euros de inversión, su ejecución representa el esfuerzo que la sociedad almeriense ha venido realizando por integrar las vías del tren al tejido urbano, creando espacios que respondan a las necesidades de los ciudadanos y abriendo nuevas posibilidades para el desarrollo económico y social.
La demolición del puente de la Avenida del Mediterráneo antes del verano, anunciada por la alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, en una reciente visita a las obras, será el siguiente hito al que se enfrentará este proyecto y la ciudad. Más que un hito técnico, un símbolo del avance tangible hacia un futuro más conectado y moderno.
La construcción de un gran bulevar sobre la superficie resultante y la llegada de la Alta Velocidad (AVE) son sueños largamente esperados por los almerienses, pero antes tendremos que afrontar desafíos inevitables, como las molestias en el tráfico y cambios sustanciales en la rutina diaria.
El compromiso del Ayuntamiento de Almería y la coordinación entre las distintas administraciones son clave para mitigar estos inconvenientes. La planificación cuidadosa y la comunicación con los ciudadanos son esenciales para garantizar que el proyecto se mantenga en curso, cumpliendo como hasta ahora los plazos que lleven a la culminación de esta infraestructura en 2026.
El soterramiento es más que la eliminación de barreras físicas (nueve barrios se ven beneficiados directamente por esta actuación), es un ejemplo de cómo las infraestructuras pueden transformar las ciudades. Y aquí vuelve a hacerse imperiosa la necesidad de que el Gobierno cumpla con lo prometido: la llegada de la Alta Velocidad. Ya no hablamos ni siquiera de plazos, porque el Psoe los incumple permanentemente, nos vale con que nos garanticen que va a llegar en esta legislatura. Almería lo merece.