Si alguien pensaba que Susana Díaz se había retirado de la política tras perder las primarias del PSOE andaluz frente a Juan Espadas, se equivocaba, como tampoco se retiró tras perder frente a Pedro Sánchez. La expresidenta de la Junta, ahora senadora por designación autonómica, y reconvertida en tertuliana, ha vuelto con fuerza a la arena pública y parece convertirse en una de las protagonistas de la campaña electoral para las elecciones municipales del 28 de mayo. Su agenda está llena de actos y mítines por toda Andalucía, donde recibe el cariño y el apoyo de los militantes y simpatizantes socialistas, especialmente en los pueblos pequeños.
Susana Díaz no se esconde ni se arruga, quizá porque si ella perdió ante Espadas, Espadas perdió ante Juanma Moreno, y además por goleada al sacar éste mayoría absoluta.
Al contrario, se muestra orgullosa de su gestión al frente del gobierno andaluz. Su discurso es combativo y crítico con las políticas de derechas que, según ella, están perjudicando a los andaluces y andaluzas. También es generosa con su sucesor al frente del PSOE andaluz, Juan Espadas, al que respalda públicamente y al que le desea lo mejor para recuperar la Junta. Aunque usa un tono "perdona vidas" que es llamativo.
Pero lo que más llama la atención es el protagonismo que está teniendo Susana Díaz en provincias como Almería, donde ha llegado a dar tres mítines en un día -seis en 72 horas-, demostrando que el susanismo almeriense sigue vivo, muy vivo. Ha sido recibida con entusiasmo por los candidatos socialistas, que ven en ella un activo electoral y una garantía de movilización, al menos más que Espadas. Susana Díaz sabe conectar con la gente y transmitir ilusión y confianza, insisto, al menos más que Espadas. Su carisma y su experiencia son innegables si atendemos a esos cariños que se muestran en público, especialmente si la comparamos con Espadas.
¿Debe preocuparse Pedro Sánchez por este resurgir de Susana Díaz? Algunos podrían pensar que sí, que la expresidenta andaluza está preparando su venganza contra el líder del PSOE, al que nunca perdonó su derrota en las primarias. Otros podrían pensar que no, que Susana Díaz solo quiere ayudar a su partido a ganar las elecciones municipales y que no tiene ninguna intención de volver a disputarle el liderazgo a Sánchez.
Si Sánchez flojea electoralmente por sus alianzas frankestein, como las calificó Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz puede resurgir para ese nuevo liderazgo que necesitará el PSOE, en la línea de Felipe González.
Lo cierto es que Susana Díaz no estaba muerta, pero tampoco estaba de parranda. Y ahora ha vuelto para demostrar que sigue siendo una política de peso y que tiene mucho que aportar al PSOE y a Andalucía, al menos, más que quien aplaude los pactos de Sánchez con Bildu y ERC.
Su futuro es incierto, pero su presente es indiscutible.
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