Insisten unos y otros, en que preferir la Plaza de la Constitución de Almería con el Monumento a los Mártires de la Libertad, o dicho más coloquialmente, que el Pingurucho se quede en la Plaza Vieja, es una cuestión ideológica. Y así, los unos dicen que el PP lo quiere trasladar al Parque Nicolás Salmerón –ese almeriense que acabó afiliado al nacionalismo catalán y reprimiendo el andaluz desde la presidencia de la I República- porque les molesta que es un símbolo de la Libertad, y los otros dicen que sencillamente los socialistas y la izquierda en su conjunto se niegan por cabezonería, porque fueron ellos quienes en su momento lo reinstalaron allí de donde fue retirado durante el franquismo. Los unos sosteniendo que si los homenajeados son llamados “coloraô” es por el color de las casacas, y no por ninguna bandera, y que ellos representan el liberalismo de aquellos constitucionalistas, y los otros, los que le dan una patada a la historia colocando la enseña tricolor sobre los hombros de Salmerón cada 14 de Abril, alegando que aquel liberalismo equivaldría a la actual socialdemocracia.
El caso es que donde no parece haber confrontación es en el entoldado del Paseo de Almería y en su cierre al tráfico rodado los domingos, así que me permito mostrar mis discrepancias con ambas cosas, aprovechando que hay un cierto consenso municipal sobre ambas medidas.
Lo del entoldado se justifica cuando se celebra la Feria del Mediodía, porque en esta arteria capitalina se instalan numerosas barras, hay bullicio y jarana (palabra que mantenemos de nuestras raíces, y que define lo prohibido), y se llena de gente. Pero si no va habrá feria, no tiene mucho sentido dotar de sombra el paso de los coches, porque las aceras ya quedan cubiertas por los propios árboles que lo jalonan a todo lo largo.
Desconozco si desde el equipo de Gobierno municipal me acusarán de ideologizar los toldos, o lo hará el PSOE, porque tampoco tengo muy claro qué piensa la oposición de esta medida, pero me atrevo a criticar otra que es defendida por todo el pleno municipal, y es el de la peatonalización del Paseo de Almería, algo que apunta a ser definitivo en algún momento, pero que se viene haciendo de modo habitual los fines de semana.
Siendo partidario del peatonalización de la ciudad, lo que no tiene mucha lógica es que ésta se lleve a cabo en las vías principales en vez de en las aledañas, porque los vehículos se ven obligados a callejear para ir de un punto a otro o para encontrar estacionamiento, aumentando el tiempo en el coche, emitiendo más contaminación a la atmósfera, pero también más ruidos, enfadando a los conductores, molestando a los paseantes, provocando atascos por las estrecheces.
Lo lógico es hacer como en Reyes Católicos y otras de la zona, porque invita a ver escaparates, a sentarse en las terrazas de los bares… todo lo cual ya se puede hacer en el Paseo gracias a sus anchas aceras, a sus bancos, sus árboles, sus ambigús…
Pues sí, en esto parecen estar de acuerdo todos, en que hay que entoldar aunque los únicos que lo disfruten sean los coches, y peatonalizar aunque el daño que se genera a las calles y vecinos del entorno sean mayores que los beneficios
Eso sí, la decisión de peatonalizar se tomó antes de que existiese ningún informe sobre las ventajas e inconvenientes de la medida, por lo que propongo que entre los dos carriles del Paseo planten los árboles de la Plaza Vieja, y así nos ahorramos el toldo, y en alguno de los múltiples setos donde se encuentran la Rambla García Lorca y el Paseo, que instalen el monumento a “Lô Coloraô”.
Sí, ya sé que son propuestas peregrinas, pero es para no desentonar.
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