El 4 de febrero es un día que nos invita a reflexionar sobre una enfermedad que, de una forma u otra, nos toca a todos. El cáncer es una realidad que golpea a miles de personas cada año, y es probable que en nuestro entorno más cercano encontremos a alguien que haya luchado o esté luchando contra esta dura batalla. Amigos, familiares, conocidos… el cáncer no discrimina y, de una forma u otra, nos toca a todos.
Sin embargo, este día no solo debe ser de luto, sino de esperanza. Y es que, a pesar de la dureza de la enfermedad, hay motivos para ser optimistas. Los avances en la investigación y los tratamientos son cada vez más significativos, y la lucha contra el cáncer se ha convertido en una causa global que une a personas de todo el mundo.
En Andalucía, por ejemplo, la Junta de Andalucía se ha volcado en la prevención y el diagnóstico precoz, poniendo en marcha programas de cribado para el cáncer de colon, mama y cérvix uterino. Estas iniciativas, junto con la inversión en investigación y la mejora de la atención a los pacientes, son fundamentales para reducir la incidencia y la mortalidad por cáncer.
La esperanza nace de los avances médicos que se producen año tras año. La esperanza que nos brindan las nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento, cada vez más precisas y personalizadas. La esperanza que se refleja en la sonrisa de un paciente que ha superado la enfermedad.
Hace algunas fechas entrevisté al doctor Francisco Giménez Sánchez, del Instituto Balmis de Vacunas, y dejó claro que es cuestión de tiempo, de poco tiempo, que las vacunas contra este mal sean una realidad para todos.
En Almería, más de 11.000 personas se enfrentan hoy al cáncer. Son valientes guerreros que nos dan lecciones de fuerza y resiliencia cada día. A ellos, a sus familias y a todos los profesionales que trabajan incansablemente en la lucha contra esta enfermedad, quiero dedicarles mi más profunda admiración y apoyo.
Este 4 de febrero, digamos juntos NO al cáncer. Unámonos a la lucha y hagamos visible nuestro compromiso con la esperanza. Porque juntos, podemos vencer.
Porque la vida es más fuerte que el cáncer.