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Un poco de historia: Invenciones que no triunfaron en su momento
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Un poco de historia: Invenciones que no triunfaron en su momento

Algunas de ellas pueden parecer absolutamente descabelladas. Pero la creatividad no deja de ser el motor de la innovación.

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Siempre parece ser un buen momento para repasar algunos episodios de la historia que representan anécdotas curiosas o interesantes. Hoy vamos con determinados inventos que, pese a parecer muy prometedores, no acabaron de cuajar. Pero, cuidado, que tal vez inspiraron otros que, actualmente, tienen un gran protagonismo en la sociedad. Vamos a verlos.

Corría el siglo XVII cuando un matemático llamado Blaise Pascal se enfrascó en una tarea bien ambiciosa: nada más y nada menos que construir una máquina de movimiento perpetuo, es decir, que tuviera la capacidad de moverse sin energía externa, sólo con su propio diseño y las leyes de la física. Pascal tuvo un papel impresionante en la ciencia, con creaciones como la primera calculadora mecánica (la “Pascalina”). Eso sí, la máquina del perpetuo movimiento no llegó al fin esperado. Pero no todo son malas noticias, pues su dinámica acabó inspirando el juego de la Ruleta, que tanta popularidad ha conseguido en los casinos y que hoy muchos conocen como online roulette cuando acceden a las plataformas digitales.

El invento de Pascal, aunque demasiado ambicioso, no estaba exento de seriedad. En cambio, otros artilugios parecían destinados a ser un auténtico fiasco desde el principio; por no hablar de su escasa utilidad práctica. Es el caso de invenciones como el cenicero para motocicleta (aunque algunos modelos modernos llevan algo parecido) o los bañadores de playa hechos de madera. Sin olvidarnos del mueble que permitía tocar el piano desde la cama (muy útil si uno tenía un arranque de inspiración de madrugada) o de un aparatoso sombrero que llevaba la radio incorporada. Todas estas creaciones eran muy vistosas y funcionaban muy bien… en la mente de algún inventor que pecaba de exceso de optimismo.


Pero ¿qué sería de la Humanidad sin gente que sigue sus intuiciones y el citado optimismo? Sólo hay que fijarse en Morton Heilig, un cinematógrafo que a mediados del siglo XX creó un artilugio llamado Sensorama. Se trataba de un casco que permitía recibir estímulos sensoriales mientras se visualizaban imágenes. Pero esta creación no tuvo la recepción que él esperaba entre los mecenas de la época. Impasible ante la adversidad, acabó patentando, años después, un accesorio conocido como “Máscara Telesférica”, que se basaba en el 3D. Teniendo en cuenta lo que hoy podemos encontrar en materia de cascos de realidad virtual, tal vez el bueno de Morton no iba tan desencaminado.

Los vehículos híbridos son una fuente inagotable de anécdotas históricas. Pero no hay que ser demasiado duro con sus creadores; después de todo, Leonardo tampoco tuvo éxito cuando diseñó su primera máquina voladora, que poco se parecía a los medios aéreos que tenemos hoy en día. Claro que, del espíritu visionario de Leonardo al que quiso lanzar el “Auto– Avión”, va un trecho. Imaginen nuestros lectores un coche con una avioneta incorporada. Ave Mizar, así es como la llamaron en los años 70 sus ingenieros. Desgraciadamente, pudieron comprobar ellos mismos que no era una buena idea y, tras hacerlo volar unos minutos, tuvieron un accidente fatal. Aunque menos espectaculares, otros inventos, como la bicicleta anfibia, también son buenos exponentes de esta categoría.

Pero no todas las innovaciones tecnológicas nacieron sin esperanza. En las últimas décadas, hemos visto productos de los que se esperaba mucho y, más tarde, se descubrió que no tenían el éxito esperado. Tal vez, simplemente, no era su momento. Pensemos, por ejemplo, en las televisiones 3D: lo tenían todo para triunfar, sin embargo, ¿a cuánta gente conocéis que se ponga esas gafas en casa para ver una película? Y qué podemos decir del Laser Disc, llamado a ser la nueva generación de formato multimedia; algunos se dejaron un buen dinero en conseguir uno de estos equipos, pero pronto dejó de existir oferta de películas en este sistema. Algo parecido podemos pensar de algunas consolas, reproductores de música, transportes urbanos personales, … Definitivamente, no siempre es fácil dar en el clavo.