Esta noche, a las 22:00 horas, se celebrará en Atresmedia el único debate electoral entre los dos principales candidatos a la presidencia del Gobierno: Pedro Sánchez, del PSOE, y Alberto Núñez Feijóo, del PP. Un cara a cara que puede ser decisivo para el resultado de las elecciones del 23 de julio, o al menos para la imagen que proyecten los contendientes ante la opinión pública.
Los debates electorales son un elemento clave en toda campaña, aunque su influencia real en el voto sea difícil de medir. Algunos estudios apuntan que solo un pequeño porcentaje de electores cambia su decisión tras ver un debate, y que la mayoría ya tiene decidido su voto o se deja guiar por otros factores, como la ideología, la confianza o la empatía.
Sin embargo, eso no significa que los debates sean irrelevantes. Al contrario, pueden marcar la diferencia entre una victoria ajustada o una holgada, entre una mayoría absoluta o una relativa, entre una coalición estable o una inestable. Y es que los debates no solo influyen en los votantes que los ven en directo, sino también en los que los siguen al día siguiente a través de los medios de comunicación, que se encargan de resaltar los momentos más destacados, los aciertos y los errores, las propuestas y las críticas, las frases y los gestos.
Por eso, hacer un buen debate no garantiza mejorar los resultados electorales, pero cometer un error sí puede hundir al candidato. No tanto por la cantidad de espectadores que lo vean en vivo, sino por la repercusión mediática que tendrá al día siguiente. Un ejemplo es el calificativo de “indecente” que le espetó en la cara Sánchez a Mariano Rajoy, o cómo éste, descolocado ante ello, le respondió que era “ruiz”, en vez de “ruín”.
Sánchez y Feijóo ya se conocen bien, pues han debatido varias veces en el Senado, donde el líder del PP es portavoz de su grupo. Sin embargo, esta vez las condiciones serán distintas: tendrán más tiempo para exponer sus argumentos, no podrán salirse de los temas establecidos y estarán sometidos a las preguntas de los periodistas. Además, tendrán que enfrentarse a las expectativas generadas por sus respectivos partidos y por la ciudadanía.
Es fácil imaginar por dónde irán las líneas argumentales de uno y otro. Feijóo intentará presentarse como el candidato de la moderación, la gestión y la unidad frente al "despilfarro", el "descontrol" y las "mentiras" del Gobierno de Sánchez. Le reprochará su dependencia de los independentistas y sus cesiones ante Unidas Podemos para no perder el Gobierno, y su incapacidad para pactar con el PP asuntos de Estado. Le exigirá explicaciones por su aumento del gasto público sin criterio.
Sánchez, por su parte, tratará de defender su balance al frente del Ejecutivo y de proyectar una imagen de solvencia, confianza y progreso frente al "inmovilismo", la "corrupción" y la "radicalización" del PP. Le recordará su paso por el Gobierno de Galicia sacando datos sobre su gestión, y le pondrá contra las cuerdas por hacer unas cosas en las comunidades donde gobierna en solitario y justo lo contrario donde pacta con Vox.
Además, es previsible que Sánchez se guarde algún as en la manga y haga nuevas ofertas electorales para movilizar a su electorado.
El debate promete ser intenso y apasionante. ¿Te lo vas a perder?