En las últimas horas ha saltado a la actualidad informativa un lamentable timo conocido como el “falso Brad Pitt”. Prensa, radio, televisión y redes sociales han propagado esta noticia, que se ha reproducido en las provincias de Vizcaya, Barcelona Madrid, Huelva, Sevilla, Granada, Málaga y Almería. En cuantificación autonómica, son cuatro las comunidades afectadas: País Vasco, Cataluña, Madrid y Andalucía. De cada comunidad autónoma está afectada una provincia, pero ese no es el caso de Andalucía. En Andalucía la incidencia ha sido muy superior, siendo cinco las provincias afectadas, de las ocho que forman nuestra comunidad.
Sería interesante extraer algunas consecuencias de tan alta incidencia en Andalucía. Aspectos sociales, económicos, afectivos, psicológicos… No sé, pero una incidencia superior al 70% de las provincias andaluzas es un porcentaje muy elevado como para despachar el asunto sin más trascendencia que una de las muchas y variadas estafas a las que estamos continuamente sometidos.
Es muy difícil aceptar que un procedimiento tan burdo y absurdo pueda llegar a embaucar a una persona por muy necesitada que esté de cariño, afecto o sumida en un doloroso trance emocional. Bien es cierto que, en algún momento y en circunstancias bien elaboradas, puedes caer en una inocentada. También es posible caer en negocios e inversiones de tipo piramidal. Hay muchos estafadores que han llevado a la ruina a personas y familias que confiaron su dinero a “semilleros” que iban a multiplicar sus dividendos. Así, no está tan lejos el asunto de la inversión filatélica, minar bitcoins, cooperativas de negocios y viviendas, inversiones de renta variable… Hay muchos casos en los que los resultados no son tan ciertos como se presumía en un principio. Y, aunque el negocio sea legal y viable, siempre habrá el desaprensivo que lo convertirá en una estafa.
Insisto en por qué Andalucía es la comunidad que ha caído en la trampa con mayor intensidad. A veces, quizá injustificadamente -lo siento-, creo que hay una tendencia en nuestra comunidad a aceptar la mentira y la estafa como algo inherente a nuestra idiosincrasia; y mira que el Tormes nos queda lejos.
En Andalucía se ha cultivado con enorme éxito el providencialismo. El déficit cultural, económico y social de la llamada Andalucía profunda se ha entregado y ha consentido una larga etapa en la que el gobierno ha sido esencial para cualquier actividad, iniciativa y progreso que siempre se adaptase a las normas establecidas por un gobierno que es el que “te permite”, “te da”, “te otorga”, “te facilita”, “te ayuda”, “te subvenciona” y “te da la paguica”.
El engaño, el incumplimiento, el retraso y la frustración han sido constantes durante casi cuarenta años de la Junta del PSOE de Andalucía. En el caso de Almería esto no es una opinión; es un hecho incontestable. Los retrasos en la A-92, AVE, Materno-Infantil… y frustraciones/boicots como El Corte Inglés, El Algarrobico, soterramiento integral, Plaza Vieja, Pingurucho… son algunos de los muchísimos chantajes políticos que, por mero sectarismo, han frenado el desarrollo de Almería viendo a los vecinos avanzar y progresar; y nosotros, dóciles e inermes, viendo los días y las oportunidades pasar desde el balcón de la indolencia de mesas, instituciones, colectivos y plataformas.
No tenemos ya bastante con nuestros mentirosos indígenas, y ahora vienen a comernos la tostada unos nigerianos con el rollo de Brad Pitt. Y es que no hay nadie más proclive al engaño que el creyente en el providencialismo y los vacunados con tantas mentiras.