Alguna vez he escrito que de todos los periodistas que conozco, el único que tiene la minuciosa paciencia de expurgar el farragoso contenido de los boletines oficiales es mi amigo Rafa Martos, que desde la orilla de su "Noticias de Almería" hace esa labor con la paciencia de los mineros del Yukón que retrataba Jack London en sus novelas, metidos en el agua helada con el cedazo en las manos, removiendo fangos hasta dar con una pepita de oro. Lo que pasa es que a diferencia de los mineros, que bajaban luego al pueblo a gastárselo en francachelas, Rafa lo publica en su portal para que podamos ver noticias que merece la pena conocer, aunque hayan pasado bajo las narices de los periodistas que se limitan a pescar en las redes sociales.
¡Y aún se dirá que una buena portada es cara!, parafraseando así el título del famoso cuadro de Sorolla (pueden verlo en el Museo del Prado) en el que unos marineros atienden a un compañero herido en el interior de un barco pesquero. Menciono la obra del gran pintor valenciano para ir -a esto es lo que vengo- a la noticia arponeada por Martos en el océano pliegos y datos del BOE, en el que acaba de publicarse que el Gobierno del socialista Pedro Sánchez ayudará con sólo con 520.000 euros a lo largo de este año a las asociaciones del sector pesquero, mientras que la cantidad con la que ayudará a las asociaciones relacionadas con la recuperación de la Memoria Histórica y las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, de la que por cierto es secretario de Estado el ex alcalde almeriense Fernando Martínez, es de 895.000 euros. Es decir, que el Gobierno de Sánchez y Podemos, esa conjunción estelar de lumbreras, dedica a la reactivación del fantasma de la Guerra Civil y el enfrentamiento entre españoles casi el doble de lo que entrega a ayudar a un sector profesional vivo, activo y especialmente importante en la actualidad en Almería.
Incomprensiblemente, esta racanería comparativa no ha recibido, al menos por el momento, una nota de repulsa de UGT y CC.OO para condenar la discriminación de un sector profesional estratégico para el suministro de las abundantes y bien surtidas mariscadas que gustan de tomar de cuando en cuando. Pero no nos desviemos. Ya sabemos que los complejos y las severas patologías ideológicas que padecen los miembros de este Gobierno nos lleva a ver que se acometan enormes dispendios en el desentierro de momias biografiadas mientras que se abandona a su suerte a los mayores de las residencias, a los autónomos o a los desgraciados que tienen que emplear la luz más cara del mundo en tramos horarios inevitables. Esto es lo que tenemos y tampoco vamos a caer en el psicodrama. Ya les llegará el tiempo de usar la puerta desde fuera.
Pero mientras tanto, y como esta columna es un espacio con una indeclinable vocación de servicio público, me atrevo a sugerir a las asociaciones de pesca de Almería, que engloban a centenares de profesionales que viven de la mar dentro y fuera de ella, que busquen la atención de este gobierno de pirados por el medio al que nos tienen acostumbrados: la idiotez y la gestualidad.
Tomen nota si quieren pillar subvenciones de esta recua de lunáticos: anuncien que van a plantear la pesca como una actividad profesional con orientación de género. Empiecen a hablar de sardinas y sardinos, de jurelos y jurelas y, para que se sientan identificados, también de merluzos y de merluzas. Digan que rebautizarán a los barcos con los nombres usados por la gloriosa flota republicana y que declararán santurario de capturas la franja litoral entre Málaga y Almería, porque su conciencia social les impide pescar por las aguas que surcaron los infames barcos franquistas en la desbandá. Digan que se niegan a seguir llamando "almeja" a ese molusco, para evitar así las groserías propias del heteropatriarcado falócrata y que están preparando unas jornadas sobre la resiliencia de la pelúa almeriense en el Varadero del Puerto, culminando todo ello con la cración y entrega del Primer Premio “Pepillo el Barbero” a Greta Thunberg, (díganlo con tiempo por si la niña tiene que venir a Almería cruzando la mar océana en un velero bergantín) con actuación de Sensi Falán y Chochi Doré. Con todo este programa, a ver cómo les niegan una subvención, caramba. Si es que lo estoy leyendo y de la emoción me dan ganas de aflojar la cartera y todo.